lunes, 6 de mayo de 2013

Con Juanjo, en la Casa Dos Bicos

Si pensara que un Dios existe tendría que llevarlo a los tribunales, dijo Pilar del Río en una entrevista digital que organizó El País. Y se veía venir la pregunta de otro internauta: ¿Dónde está Saramago? La viuda contestó: En los libros que acarició, en la música que oyó, en los cuadros que miró y. con perdón, también está en mi cuerpo. La última palabra de su sincera respuesta me ha hecho pensar en un desparecido hotel de Sevilla: el Cristina, donde se celebraban ruedas de prensa. En una de ellas el periodista más joven era una mujer que me susurró al oído: Te tengo que dar una noticia muy personal: 
-Tú dirás.
-Estoy embarazada. 
-Enhorabuena, Pilar. 
Pasaron los años y el pasado 4 de mayo de 2013 conocí en Lisboa, en la Fundación José Saramago, lo que estuvo en su vientre: Juanjo, una encantadora persona. Él me enseñó la fotografía donde aparecen Jerónimo y Josefa, los abuelos de Saramago e hizo este comentario: 
-No sabían leer ni escribir. Pero el hombre más sabio que había conocido José era Jerónimo, porque era capaz de poner en movimiento el universo con dos palabras, según contó en Estocolmo cuando lo del Premio Nóbel. 
-Juanjo, cuando mi hijo Juan leyó, con veinticinco años, “Caín” me lo recomendó, porque le había impresionado mucho el rechazo al mito religioso. 
-Pues a mí, el Evangelio según Jesucristo, que tantos problemas acarreó a José. La novela contiene citas de la Biblia, que hacen de ésta un manual de crueldades... (Otro día relataré el rato que pasé en la Fundación José Saramago, en Lisboa. Pilar estuvo acogedora y el personal de la entidad, admirable. Desde el despacho de la madre de Juanjo se ve el olivo, donde están las cenizas de José. Mejor dicho, donde se encuentra José).