domingo, 21 de abril de 2013

El Mar de Marina. Marina del Mar

Conversábamos en la caseta de la Asociación de la Prensa con la doctora Dolores Pérez Lázaro, que es psiquiatra y baila sevillanas. Momentos antes se había celebrado la entrega de los claveles de los periodistas sevillanos. Uno Marina Alabau y el otro para Alberto Rodríguez. Marina por ser campeona olímpica, mundial y europea en la especialidad de windsurf. Alberto por su película Grupo 7 y su valioso pasado.
 -Marina, tienes un padre muy joven.
 -Sí, En más de una ocasión me han preguntado si era mi marido.
 -¿También hace deporte?
 -Practicó el tenis. Ahora está entregado a la bicicleta.
La pareja de Marina es Alex Guyader, su entrenador. Tiene 30 años y ella, que pesa algo más de 55 kilos, 27. Oyéndola hablar parece más alta de lo que es: 1,64. Serán padres dentro de nueve meses. Marina se tomó dos pimientos fritos como quien saborea dos bocados exquisitos. Después deslizó en la cómoda ola de la conversación este propósito:
-Ya ha llegado el momento de dejar tantos viajes y de dedicarme a oírme, a escuchar lo que me habla mi cuerpo. De tenderme en un sofá y vivir mi embarazo.

La doctora Pérez Lázaro comentó: Ya quisiera yo saber explicar a mis pacientes lo que acabas de decir con tanta claridad y sencillez para que lo pusieran en práctica. Me refiero a la necesidad que tiene el ser humano de oírse, de escuchar lo que le dice su cuerpo. De hacer lo que se debe y estar con los cinco sentidos en lo que se hace para conseguir la paz interior.
Yo pensé: Pues tanto a la deportista como a la psiquiatra le han faltado poco para decir que en la vida debe importarnos un pimiento el juicio ajeno, el qué dirán. -¿Qué esperas, Marina?
 -Todavía es pronto para saber si es niño o niña. (En realidad esperaba una silla para sentarse porque se notaba casi desfallecida con tanto calor).
 -¿Dónde entrenas?
 -Ahora en ningún sitio. Antes en Tarifa, por los vientos. El padre de Marina me dijo de ella que todos esos títulos deportivos que ha conseguido no han venido de pronto. Son fruto de muchos años de entrenamiento. Desde pequeña el mar representó mucho para su hija.
-Parece una mujer serena y muy sencilla.
 -Sí.
-No es muy oportuno lo que le voy a preguntar en una caseta de feria sobre su hija: ¿Hace meditación para lograr la mucha concentración que exige el deporte que practica?
 -¿Meditación?
 -No me refiero a la religiosa.
-¿Espiritual?
 -Sí.
-No sé. Lo que le puedo decir es que yo la admiro mucho porque hace siempre lo que cree que debe hacer. Sabe prescindir del comentario ajeno y se entrega a lo que quiere.