lunes, 21 de mayo de 2012

Sus ojos le han salido un poco traicioneros…

“¿Es accionista de vuestra empresa el entrenador del Betis?” pregunto a Esperanza García Perea, cuando su hermana Rosa no está presente. Ella se ríe y contesta:
-Eso crearía un conflicto entre las dos accionistas actuales, al ser una bética y la otra sevillista. Pepe Mel es una de las mejores personas que he tenido la suerte de conocer… Como suele pasar con todos los autores de Jirones de Azul, ¿verdad, Juan? ha dejado de ser sólo un autor para ser un gran amigo.
-¿Cómo os ha ido la feria?
-Por supuesto no tan bien como otros años. Es lógico que las ventas bajen, pero no podemos echarle toda la culpa a la crisis o al calor. El mundo del libro se está reestructurando y por tanto el concepto de Feria del libro debe hacer lo mismo. Varían los hábitos de compra, los formatos, y la forma de acercarnos a los lectores.

-¿Una posible solución?
-Quizás el cambio de fecha eligiendo una más cercana a la Navidad ayude a mejorar las cifras de las últimas ediciones.
-¿Tu trabajo tiene también algo de divertimento?
-Tiene mucho de divertimento y por eso seguramente los tres pilares fundamentales de Jirones: Rosa, Begoña y yo dejamos nuestras profesiones para llevar la editorial. Eso no quita que hay una parte de sinsabores que quizás nunca contemos, pero cuando crees en algo, te ilusiona y lo haces rodeada de buena gente, es imposible no divertirse.
-¿Te has tropezado con la deslealtad?
-¿Y quién no?,  pero hay que saber reponerse y seguir confiando en los que nos rodean. No podemos encerrarnos en nosotros mismo por malas experiencias.
-¿Cuándo sueles decir las verdades durante una cena, en el primer plato o después del postre?
-La paciencia nunca ha sido mi fuerte, así que normalmente cuando me abren la puerta. No soy de las que apoyan esa frase de que “la verdad es solo un cabo suelto de la mentira”, que dice Sabina.
-¿Con quién has comido últimamente?
-Normalmente con mi equipo para volver pronto a la oficina, pero la Feria del libro hace que tengas la oportunidad de compartir mesa con muchos amigos. Esta semana hemos compartido mantel con Pepe Fernández, Manolo Grosso… Escuchar las opiniones de Pepe siempre son enriquecedoras y de Manolo no podría dejar de hablar, no hay nadie de quién se pueda aprender más en el tiempo en que te bebes una cerveza.
-¿Preguntar a una editora por su libro preferido es como requerir a un cocinero que nos hable de su plato predilecto?
-Para cualquier lector elegir un solo libro es difícil. Cada uno nos acompaña un momento del ánimo y yo tengo un grupo al que suelo volver dependiendo de la necesidad.
-¿Por ejemplo?
-“La venganza de don Mendo” o “Sin noticias de Gurb” cuando busco una sonrisa; “La voz a ti debida” si necesito recordar que sigo viva y “Teoría y realidad de la Semana Santa” para abrir la mente en Cuaresma.
-¿Recuerdas tu primer libro?
-“Matar un ruiseñor”,  al que le tengo especial cariño por ser el primer libro, no infantil, que leí con 11 años…
-¿Tu guía en la lectura?
-Mi hermana Mª del Carmen. Lo mismo te hacía leer “Mujercitas”  que “Andalucía ¿tercer mundo?”… Como puedes ver, la lista sería interminable.

Observo discretamente a Esperanza en la Plaza Nueva, muy cerca de la caseta de “Jirones de azul”.  El mal tiempo nos hace recordar que estamos en la Feria del Libro. Es el último día. Ella se encuentra cansada, pero dispuesta a seguir charlando.
-¿Cuántos centímetros añadirías a tu altura?
-(Se ríe). Los mismos que llevo de tacón. No, es broma. Mi abuela, mujer sabia donde las hubiera y que no medía más de 1,50 cm., solía decir que mis centímetros de más estaban bajo tierra y eran los que hacían que me afianzara al suelo.
Sólo dos curiosidades más sobre Esperanza García Perea:
-¿Gozas de algún amor correspondido?
-Por supuesto, el de mi trabajo, el de mi familia, el de mis amigos y el de mis gatos. ¿Se puede pedir más?
-¿Te vistes de acuerdo con el color de tus ojos?
-(Más risas) Más bien me visto acorde con lo que me devuelve mi lavadora, y la vida de carreras que llevamos. Mis ojos son una herencia que agradezco a mis padres, y los que siempre me han delatado… me han salido un poco traicioneros.