Su esposa, Maribel, me dijo que ahora José
Manuel tenía menos tablas que antes. Si ella lo dice, será por razones
más o menos íntimas, que no oso averiguar. Quizá ella no olvida lo que
él ha olvidado, como dice el poeta. José Manuel Holgado Brenes no ha
sido actor profesional ni carpintero. Fue el mandamás de la Asesoría
Jurídica de la Compañía Telefónica Nacional de España en Andalucía y
Extremadura durante veinticinco años. Lo conocí hace casi medio siglo
en la Facultad de Derecho. Nuestros primeros apellidos están unidos
desde entonces por una gran amistad. Ha escrito un libro sobre los
albores de la telefonía en España, sin renunciar, por ello, al uso de
su móvil ni al de su cámara fotográfica. Fotos hechas por él hay en la
Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, en la Nacional de
Francia, en la Universidad de Texas, en su cartera, al lado del
corazón, con las caras de sus siete nietos, etc. Por algo se ha dicho
que cuanto más nos rodeamos de alta tecnología, más necesitamos sentir
el contacto de los seres humanos.
-¿Quién es el protagonista favorito de tu obra?
-Un extremeño que fue miembro de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla: don Rodrigo Sánchez Arjona, nacido en Fregenal de la Sierra en 1841. Bajo sus auspicios y a su costa se inauguró el teléfono en España.
-¿Quién es el protagonista favorito de tu obra?
-Un extremeño que fue miembro de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla: don Rodrigo Sánchez Arjona, nacido en Fregenal de la Sierra en 1841. Bajo sus auspicios y a su costa se inauguró el teléfono en España.
-¿A qué se dedicaba este maestrante?
-Era empresario, doctor en Derecho, amante de los inventos y le encantaba viajar.
-¿Y a quién no?
-Pues
en uno de sus viajes a Paris se prendó de un teléfono de marca inglesa.
A través de un amigo pudo hacerse de dos. En marzo de 1880 instaló uno
en su pueblo y el otro en una finca de su propiedad que estaba a ocho
kilómetros. Y el 27 de diciembre del mismo año consiguió establecer
contacto telefónico con las oficinas de Correos y Telégrafos de Sevilla
que se encontraban donde ahora está el Real Círculo de Labradores.
-¿Cómo terminó la histórica cháchara?
-En
una consulta médica, porque después de los saludos de rigor y
felicitaciones de autoridades locales, periodistas y personal técnico,
intervinieron médicos que opinaron sobre la salud de la esposa de don
Rodrigo que se encontraba algo pachucha.
-Ni bendición, ni curas, ni obispos en el acto.
-Para
compensarlo yo destaco en mi libro una cita que un teólogo agustino del
siglo XVII extrajo de la “Declaración de los siete salmos penitenciales
del Rey David” en la que se describe premonitoriamente la telefonía,
aunque de un modo algo rudo.