─¿Corrompen sus obras?, pregunté a Terenci Moix, que era un gran amigo de Pasolini.
─En principio, nada corrompe.
-¿Seguro?
-Un telefilme en donde haya quince asesinatos, sí.
─¿Su madre ha leído sus obras?
─Ella ha sido siempre una mujer muy liberal en este aspecto. Pero luego me dice por ejemplo: "No fumes tanto, que te perjudica.
El escritor catalán había venido a la Feria del Libro de Sevilla en avión, a pesar de su miedo a volar. La agencia de viajes que le había proporcionado el billete se llamaba Eros.
─¿Cómo utiliza el erotismo en sus obras?
─En el caso de unos protagonistas jóvenes, como búsqueda de una nueva moral. En el caso de los protagonistas de la alta burguesía catalana lo utilizo a un nivel esperpéntico, ridiculizándolos.
Escribía en catalán y en castellano. Había publicado doce libros, estrenado dos obras de teatro y colaboraba semanalmente en varios periódicos y revistas. A los 14 años trabajaba en una oficina y no pudo hacer el bachillerato, pero, en poco tiempo logró hablar en cinco idiomas. Nunca había bebido alcohol y se reprochaba fumar como una bestia.
─En principio, nada corrompe.
-¿Seguro?
-Un telefilme en donde haya quince asesinatos, sí.
─¿Su madre ha leído sus obras?
─Ella ha sido siempre una mujer muy liberal en este aspecto. Pero luego me dice por ejemplo: "No fumes tanto, que te perjudica.
El escritor catalán había venido a la Feria del Libro de Sevilla en avión, a pesar de su miedo a volar. La agencia de viajes que le había proporcionado el billete se llamaba Eros.
─¿Cómo utiliza el erotismo en sus obras?
─En el caso de unos protagonistas jóvenes, como búsqueda de una nueva moral. En el caso de los protagonistas de la alta burguesía catalana lo utilizo a un nivel esperpéntico, ridiculizándolos.
Escribía en catalán y en castellano. Había publicado doce libros, estrenado dos obras de teatro y colaboraba semanalmente en varios periódicos y revistas. A los 14 años trabajaba en una oficina y no pudo hacer el bachillerato, pero, en poco tiempo logró hablar en cinco idiomas. Nunca había bebido alcohol y se reprochaba fumar como una bestia.
─¿Cuál es la constante de su obra?
-El paso del tiempo y las ruinas, que son variantes de la muerte.
─¿Enamorado?
─De la vida.
-¿Cómo la vive?
-Vivo apresuradamente todas mis experiencias.
-¿Cómo si estuviera en un mundo poético?
-No. En un mundo caótico. Hay una serie de causas políticas que influyen y en el caso español hay unos detalles muy claros.
Antes de ser escritor quería ser actor para tener durante un rato una personalidad distinta a la suya. De niño nunca se disfrazó, mientras los demás lo hacían. De mayor soñaba con disfrazarse de faraón egipcio, de patricio veneciano, de orangután, de astronauta. Lo básico en él es la libertad total como hombre, su realización sentimental y erótica y su realización artística
-¿Se gusta a sí mismo?
-Sí. Por mi tenacidad, porque soy de las poquísimas personas que conozco que siempre ha hecho lo que le ha dado la gana. Me gusto, porque soy muy entregado para el amor, porque me gusta mucho la gente...
El autor de “La torre de los vicios capitales”, de “El día que murió Marilyn”… enciende el tercer cigarrillo. El antiguo Egipto le fascina. Siente nostalgia del Renacimiento italiano, donde podía realizarse una forma de vida cultural y de belleza.
-¿Qué le disgusta de su persona?
-El ser bajito.
-¿Cómo lo sublima?
-Poniendo en mis novelas personajes altos.
-¿Equilibrado?
─Tengo algunos estados de neurosis, pero son muy típicos del siglo en que vivimos.
-¿Qué le equilibra?
-EL amor.
─¿Sus miedos?
-A la muerte y a la soledad.
-¿Cómo concibe la muerte?
-Como una interrupción incierta.
-¿Qué le aparta de estos pensamientos?
─Un cuadro, un edificio, un viaje, una persona que me agrade, una película.
-Recomiéndeme uno de sus libros.
-“Olas sobre una roca desierta”•, que es mi preferido.
-¿Echa de menos algo en su Cataluña?
─Tengo nostalgia de un país que no existe. Es como una nostalgia medieval de lo que pudieran ser las fragatas catalanas rumbo a la conquista de Grecia...