viernes, 13 de enero de 2017

Recién llegado a Sevilla


-¿Su mayor ilusión?
-Gastarme para los demás. 
-¿Tiene  confesor?
-Sí.
-¿Qué tal es?
 -Admirable y muy comprensivo.
-¿Cómo transcurre una confesión suya?
-En cierta ocasión por poco me río…
-¿De quién?
-Es que, al acusarme yo de que algunas veces me dejaba llevar por la impaciencia, el confesor me dijo: ¡Qué menos!
Don Carlos Amigo era arzobispo de Tánger cuando participó en el encuentro islamo-cristiano  que organizaron el Vaticano y el Gobierno libio en Trípoli en 1976. Gadafi casi impacientó a don Carlos con sus preguntas sobre la juventud cristiana y las drogas. 
En las conclusiones  del encuentro los musulmanes reivindicaron la mezquita de Córdoba, tema sobre el que no habían hablado.