Como hijo de médico el arzobispo Carlos Amigo siente poca afición por
los doctores cuando se encuentra enfermo. Prefiere verlos como amigo y
no como paciente. Los aprecia y los llama compañeros porque el dejó la
carrera de medicina para empezar la sacerdotal.
-¿Cómo lo pasó en Tánger desde el 73 hasta el 82?
-Imagíneselo:
La cuestión de Ceuta, Melilla, el Polisario, “la marcha verde”, el
Partido de Unión Nacional Saharaui, los rehenes en aquellos campos
argelinos, el asunto de la pesca…
-¿Necesita usted obispos auxiliares?
-Cuando
llegué a Sevilla pregunté a sacerdotes y personas conocedoras de la
diócesis si ésta necesitaba obispos auxiliares. Los consultados
dijeron: “Antes de contestarle, nosotros queremos conocer a nuestro
arzobispo”.
-¿Y qué supieron ellos de usted?
-Que nunca tendré obispos auxiliares para tener yo menos trabajo.