“El sexo pierde todo su poder y se vuelve aburrido
cuando se escribe sobre él de un modo explícito, exagerado y cuando se
convierte en una obsesión maquinal”. Estas palabras son de una carta
de Anais Nin al anciano acaudalado que le compraba cuentos eróticos que
escribía expresamente para él, a un dólar por folio...El precio no lo
fijó la autora de “La casa del incesto” sino su calenturiento lector.
Recuerdo
que cuando la editorial “Jirones de azul” lanzó la primera novela
erótica del popular Manuel Melado, titulada “Mi amor en casa”, me
confesó el autor que su obra hay que leerla con una sola mano. Trata
crudamente la relación incestuosa de una madre con su hijo y, además,
la señora se entendía con la novia del joven. Antes del incesto me
contó que un amigo suyo, muy bromista, le preguntó cómo se escribía
clítoris, sí con c o con k. Él le respondió “si me lo llegas a
preguntar hace una hora lo tenía en la puntita de la lengua”
Melado ha creado muchas “sevillanas”.Dice que son un canto a la esperanza. “A bailar, a bailar” “Que no nos falte de ná”…