jueves, 9 de junio de 2016

Los quebrantahuesos

Un varón, con la cabeza afeitada  y de unos  cuarenta años, entró apresuradamente en la catedral, donde todo era silencio y soledad. Huía del  Cobrador del Frac que venía acompañado  de dos boxeadores jubilados, conocidos en el ámbito policial como los quebrantahuesos, Ciego de miedo no vio al arzobispo que en esos momentos hacía footing en las naves del templo catedralicio. Chocó violentamente con él y cayó sin sentido en el suelo. El prelado se ajustó el solideo color violeta sobre la parte posterior de su cabeza, se quitó el pulsómetro que llevaba  debajo de los pectorales e intentó  medir la frecuencia cardíaca
del hombre que permanecía inconsciente y sin dejar de sangrar. En ese momento se presentó El  Cobrador del Frac y con mucha ternura se llevó en brazos al herido ayudado por  los quebrantahuesos, El arzobispo los bendijo y reanudó su practica deportiva, convencido de que el hombre del frac era un empleado de la funeraria más lujosa de la capital que estaba a dos pasos del templo catedralicio.