Durante su etapa sacerdotal trabajó en la construcción y,
de peón albañil, en un poblado de la Isla Mayor, que se llamaba
Alfonso XIII. Ël sabía que “los obreros vivían en chozas, no tenían un
trabajo asegurado todo el año, soportaban malos tratos de palabra,
injurias graves a su dignidad y precios abusivos en las cantinas”. Con
su ejemplo no pretendía engatusar a los obreros, ni dignificar a una
iglesia que él consideraba plagada de privilegios. Un domingo llegó a
la parroquia del poblado y la encontró llena de gente. No sabía a qué
era debido, pues siempre se encontraba el templo casi vacío. Salió de
dudas cuando entraron en la sacristía unos obreros para decirle: “Ahora
que se han ido los ricos, venimos los pobres a estar con usted”.
El
entonces sacerdote (Jesús Ruíz Carnal) supo que los colonos habían ido
a escuchar misa a una parroquia de Puebla del Río, con tal de no
aguantar sus prédicas a favor de los trabajadores.