Había visto los glúteos a la esposa del dictador
porque doña Carmen Polo necesitó que le aplicaran varias inyecciones
intramusculares. Encargaron la misión al presidente del Consejo General
de ATS Enrique Riudavets de Montes. Este profesional se calló el
nombre del medicamento que administró a la señora en el Palacio de El
Pardo. A cambio me contó que el entonces ministro de Educación y
Ciencia José Luís Villar Palasí había practicado la profesión de
practicante en la provincia de Valencia durante su juventud.
Después
se licenció en Derecho y en Filosofía. Hablaba quince idiomas. Él
pensaba decirle en castellano: “Señor ministro, según el Boletín
Oficial del Estado, somos técnicos de grado medio, pero no nos tratan
como tales. En vez de aplicarnos el coeficiente que nos corresponde,
nos tenemos que conformar con uno que es totalmente injusto”.
-¿Le sirvió a usted de utilidad que el ministro fuera también ATS?
-Hasta el momento de nada absolutamente.
(Ha pinchado en hueso)