jueves, 19 de mayo de 2016

Ladrones que vuelan


En su casa tenía 35 cactus, porque, dice, es una planta que enseña las espinas, no como las rosas, que las ocultan. Tanto las rosas de los botánicos como las rosas de los poetas. En su lugar de trabajo, la cárcel, se sentía dueño de 24 buchones jerezanos, que son palomos ladrones. Los alimentaba con trigo pues siempre regresaban a la prisión, 

Allí , en el patio, una compañía teatral representó “La casa de Bernarda Alba” que incluía cinco desnudos integrales. Ninguno de los reclusos perdió la compostura. Este funcionario de Instituciones Penitenciarias se llamaba José Luís Guzmán. Era de Jerez, como sus 24 buchones. Para él la cárcel no era un inmenso baúl donde se mete aquello que no sirve y estorba, sino una escuela para la libertad.