La expulsaron del Instituto de
Barbate de Franco, donde impartía clases como profesora interina. En
Sevilla, los Padres Blancos también prescindieron de ella, porque les
resultaba molesta. Era filóloga. Había estado en Inglaterra con una beca
que le concedió el Ministerio de Educación, por su excelente expediente
académico, cuando en España mandaba el dictador y no se podían decir
ciertas cosas. Gracia Sánchez Caballos explicó a sus alumnos, en
Barbate, la verdad sobre Antonio Machado y la verdad sobre la muerte de
García Lorca.
Las expulsiones no han sido lo más duro en la vida de
Gracia. Durante doce años vio sufrir a su padre a consecuencia de una
trombosis cerebral. Era un terrateniente de Carmona, muy de derechas,
disconforme con las ideas y con la forma de vida de su hija, a la que
jamás dijo “no hagas esto”. Era una de las personas a la que ella más
ha querido. Conversé con esta funcionaria un día de mayoría absoluta
del PSOE cuando estaba en comisión de servicio en la Consejería de
Educación.
No sé si seguirá coleccionando nazarenos de cerámica. Vivía
en el número 6 de la calle Espinosa y Cárcel. “Aquí murió la madre de
Felipe” me comentó