viernes, 29 de abril de 2016

Ha fallecido el pintor José María Franco

En medio de la frialdad del invierno José María Franco se fijó en un árbol de Carbonera, una aldea de la sierra de Aracena,  y lo pintó desnudo, sin hojas. Volvió en agosto, puso el caballete ante el mismo árbol y pintó sus hojas que lo protegían del sol. Cuando llegó el otoño retornó a Carbonera y allí le esperaba el árbol. Comenzó  a pintar el dorado de las hojas que estaban próximas a caerse para siempre y también llevó  al lienzo toda la melancolía que respiraba a su alrededor.  . 
-¿Cómo ves la vida? ¿Rodeada de misterio o muy clara?
-Nada de clara. Los acontecimientos van surgiendo sin saber uno por qué.
-¿Qué pedestal buscarías para el mejor de tus cuadros?
-Un montón de poemas, porque yo entiendo todo desde el mundo de la poesía. 
-¿Ocurre algo especial cuando no te satisface lo que has pintado?
-Pongo mi obra mirando a la pared hasta que me llegue un día feliz y la acabo a gusto.
La casa donde nació el pintor olía a pintura porque la ilusión de su padre también había sido la de pintar. El padre se dedicó a un arte muy olvidado: pintar pergaminos. Cuando los dos expusieron sus obras en Madrid, visitó la exposición Daniel Vázquez Díaz. Aquel día nació la amistad entre el  joven pintor y el autor de los frescos de La Rábida. El maestro le abrió su alma: 
-Mira, hijo, yo he aprendido a olvidar cuánto son dos y dos. Cuando  tú también lo olvides, aquel día será el más feliz de tu vida”.
Comíamos con él un grupo de amigos en las Alpujarras cuando nos dio la noticia del fallecimiento de Manuel Barrios. En aquella fecha la Agrupación de Acuarelistas de Andalucía hizo socio de honor a José María, que en paz descanse.