lunes, 25 de abril de 2016

Así pensaba Hernández Mancha con 35 años


Faltaban siete días para las elecciones generales. Antonio Hernández Mancha, abogado del Estado, se presentaba por Coalición Popular. Nació en Guareña (Badajoz) hace 35 años..Casado. Tiene dos hijos y cinco  dioptrías en cada ojo. Pierde las gafas con facilidad.
─¿Entre las obligaciones de los militantes de Alianza Popular figura la de visitar Villalba, el pueblo de Fraga?
─En modo alguno. Ese estilo de "santa sanctorum" no existe en Alianza Popular. Yo nunca he estado allí. En Lugo sí, haciendo campaña política.
─¿En política se puede decir "dame dinero y haré un político"?
─No. El político no se hace. El político tiene que nacer.
─¿Y las formaciones políticas que surgen sin un arraigo social?
-En una democracia que se está consolidando ocurre  esto sólo porque a base de dinero se garantizan su presencia en la letra impresa y en los medios de comunicación.
-¿Tienen  los días contados?
─Sí. Son ficciones que no resisten lo que es la lucha diaria, el turno de poder y oposición y normalmente fenecen cuando se callan los últimos ecos electorales.
─¿El ejercicio de la política robotiza o humaniza?
─Humaniza. Por lo menos la política que yo ejerzo, como se hace a pie de obra, humaniza.
─¿Política es casi lo mismo que pasión de mando?
─No tienen nada que ver... Yo no tengo pasión de mando.
─¿En qué se diferencian?
─Es que usted me ha utilizado la palabra "mando", que, para mí, tiene reverberaciones cuarteleras. No me gusta.
-¿Tan mal le fue la "mili"?
─Me fue bien. No soy antimilitarista, pero me gusta disociar muy bien los dos ámbitos. La palabra "mando" tiene una inspiración de disciplina militar y yo lo que no tengo es vocación militar.
─Entiendo. 
─Yo tengo vocación de político civil.
-¿Su primer autor?
-Cervantes.
-¿Con que edad lo descubrió?
-Con 9 años. Pero no porque yo tuviera una ciencia infusa que me indujera a leerlo sino  porque me lo hacían  leer en el colegio.
─¿Se aburría?
─A mí me entretenía "El Quijote", que era el libro de lectura para preparación de ingreso en el bachillerato. Lo que empezó siendo una obligación, terminó en una devoción.