viernes, 23 de octubre de 2015

La Multa


Un joven Felipe González aparcó su coche cerca del Ayuntamiento de Puebla del Río, porque el alcalde era socialista y gran amigo suyo. Entró la casa consistorial. Hablaron los dos y al salir, el visitante vio algo que no esperaba y se lo dijo al alcalde:
-Oye, tengo mi coche mal aparcado. Lo hice de un modo inconsciente. 
-Pues te multo inmediatamente.
-Haces bien, porque los socialistas debemos dar ejemplo entre nosotros. 
Hay gente  -dice el poeta- que con solo abrir la boca llega a los límites del alma, inventa sueños, hace cantar el vino en las tinajas y se queda después como si nada.
Esto es aplicable a aquel Felipe González que aparcó mal su coche en un pueblo de Sevilla. Ahora ha colisionado con más de uno al manifestar a El País que es un error excluir a todos los imputados de las listas electorales.