miércoles, 19 de noviembre de 2014

¿Vamos a por la Tercera?

Julio Anguita es tímido. Da la mano cuando se ve forzado a ello. Cuando en tiempo de elecciones le llevaban a un mercadillo, entraba y salía rígido. Iba por disciplina. Su educación fue muy espartana. Se acostumbró a dormir bien en el suelo. Cuando llegaba mayo, el suelo era su cama. Le gustaba mucho bailar. Se sentía atraído por los ritmos calientes. Su Dios era la explicación absoluta de todo. Le "contestaba" a ese porqué que siempre le había atormentado. Al abandonar sus creencias religiosas, que vivió intensamente y siempre por libre, lo pasó mal durante años. En la clandestinidad se desenvolvió con mucha suerte, porque la persona que pudo delatarlo no habló. Las provincias andaluzas más difíciles de conquistar políticamente eran para él Almería y Huelva, los dos puntos más opuestos de la geografía. Podría ser presidente de la III República si Pablo Iglesias le deja.