domingo, 2 de noviembre de 2014

La esperanza del condenado a muerte

En 1974, mientras Salvador esperaba su ejecución, Joan Miró terminó de pintar el  triptico "La esperanza del condenado a muerte".
Era verdugo y hacía versos. Nació en Carrión de los Céspedes. Se apellidaba Sánchez Bascuñana. Quitó la vida a 17 personas que habían sido condenadas a garrote vil. Su rutina consistía en quebrar, con pericia, el espinazo de cada reo, a la altura de la cuarta vértebra. Era muy admirado por su compañero de profesión, Antonio López Sierra. Salvador pasó su última noche en la celda 443 de la cárcel Modelo de Barcelona, y fue ejecutado mediante garrote vil por el verdugo titular de la Audiencia de Madrid, en la sala de paquetería de la prisión el 2 de marzo de 1974 a las 9:20 horas de la mañana, certificando su muerte un capitán médico a las 9:40 horas. En muchos países de Europa se organizaron manifestaciones como protesta por la ejecución.4 5
El mismo día, casi simultáneamente y por el mismo método fue ejecutado en Tarragona Georg Michael Welzel (alias Heinz Chez) en lo que se consideró un intento de las autoridades franquistas de distraer la atención respecto a la ejecución de Puig Antich, que está enterrado en el Cementerio de Montjuïc (agrupación 14, nicho 2737).
El 31 de Octubre del 2014, la jueza argentina María de Servini, instructora de la causa penal contra el franquismo, y basándose en el Principio de justicia universal, envía una orden de detención internacional contra varios cargos de la dictadura franquista implicados en su ejecución, solicitando su extradición con el objetivo de interrogarles. Imputados, entre otros delitos, por firmar la sentencia de muerte de Salvador Puig Antich están: Antonio Carro Martínez, José Utrera Molina, Antonio Barrera de Irimo y Licino De La Fuente.