lunes, 13 de octubre de 2014

El equilibrio entre el corazón y la razón

Conozco a un pintor que huye de los colores primarios o secundarios puros, porque rara vez se encuentran en la naturaleza. Se llama Carlos Santos Marques. Es licenciado en Pintura por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Lisboa. Se siente atraído por  los  colores que él llama “de transición". Es decir por los violetas (entre azul y carmín),  turquesas (entre azul y verde), naranjas (entre rojo y amarillo), y los tonos ocre y de la tierra. Y también se siente atraído por su mujer, Isabel Figueiredo Parreira, que es escritora y licenciada en Lenguas Modernas.
-Carlos, ¿mirar  un cuadro suyo es como ver su alma?
-Procuro  que así sea,  porque eso significa que estoy siendo auténtico.
-¿Qué ocurrirá si me acerco mucho a sus obras?
-Que no encontrará muchos detalles en mi trabajo, porque simplemente no existen.
-¿Y si me  alejo?
-Quizás algunos de mis cuadros pueden dar la ilusión de fotografías. Pero yo no soy un fotógrafo o pintor hiperrealista.  Prefiero que vea mis cuadros desde la media distancia, pero manteniendo siempre una  "distancia de seguridad" para no encontrar muchos defectos…
Carlos Santos consiguió el Premio Extraordinario en el Simposium Europeo de Acuarelistas celebrado en Córdoba. El jurado del concurso no los halló.
-Cuando usted pinta ¿a qué hace más caso, a su corazón o a su mente?
-Una obra que se lleva a cabo únicamente por la razón es diseño gráfico. Un trabajo llevado a cabo sólo  por el corazón puede conducir al caos de un gestualismo anárquico.  Mi línea de arte es el resultado del equilibrio entre la razón y  mi corazón.