martes, 2 de septiembre de 2014

Una leche merengada antes de hacer testamento

Extraños presentimientos la obligaron a visitar a un notario la víspera de irse de vacaciones a la playa. Antes merendó con su marido. Tomó un heladode turrón y él una leche merengada. La pareja rompió el silencio cuando los pantalones del esposo, diabético de toda la vida, resultaron manchados cuando ambos intentaron endulzar el refresco.
En el despacho del notario todo transcurrió conforme a lo que se estila en estos casos. La otorgante manifestó que se hallaba casada en segundas nupcias y designó a su actual marido, que no dejaba de mirarse los pantalones, como único heredero de todos sus bienes, derechos y  acciones. Después de declarar que carecía de descendientes dijo que profesaba la Religión Católica y que no le importaba que llegado el día de su muerte sus familiares prescindieran de las costumbres piadosas que se  viven en los entierros.
Cuando salieron de la notaría,  la tarde se había ido y el marido pensaba hacer lo mismo porque la que hasta ahora era  su  rica  esposa  había designado a don Jordy Pujol  para que velara por el cumplimento de su voluntad expresada en el testamento.
Él  se consideraba ya prácticamente desheredado  y en la miseria.