viernes, 19 de septiembre de 2014

Un día de campo

La esposa de Manuel Aguilar García se enteró de que existía un campo de concentración en Alcalá de Guadaira para vagos y maleantes. Allí se encontraba detenido José Caballero Rubio, alias Primo Carnera, sometido a vigilancia especial por ser un hombre peligroso, como su marido. Sin pensárselo más, se presentó donde estaba segura de que la escucharían. Allí contó que su esposo había sido siempre de izquierda pues estaba afiliado a la CNT. Que no trabajaba desde que entró la II República. Es decir llevaba cinco años sin dar golpe.  Los golpes eran para ella. En el tiempo que llevaban  casados había sido victima de malos tratos. La obligaba a salir a trabajar diariamente para que trajera el sustento para la familia. Por estos motivos pidió que su indeseable marido fuera internado lo más pronto posible en el campo de concentración.
La persona que escuchaba a la mujer le leyó lo que ella le había dicho y al dar su conformidad le mostró el papel para que lo firmara. Se limitó a estampar su huella dactilar y a no protestar porque habían puesto en su boca palabras que no había dicho: “funesta república”  y “Gloriosa Institución”.
Cuando la denunciante abandonaba la Jefatura Local de Información de Falange Española Tradicionalista y de la JONS de Sevilla,  el día 29 de julio de 1937 estaba oscureciendo.
(Hace poco Rafael Guerrero manifestó que algunos campos de concentración en Andalucía eran peores que los campos nazis).