Ninguno de los presentes
esperaba que el dictador Francisco Franco dedicase en aquella ocasión
un calificativo a los reyes en general. Se encontraba en Sevilla, en el
Archivo General de Indias. Le acompañaba el entonces ministro de
Educación Ibañez Martin y otras autoridades. Eran los años cuarenta.
Estuvo presente en aquella ocasión don José de la Peña Cámara,
secretario del Archivo.
Don José percibió que el dictador escuchaba
impertérrito las explicaciones del ministro y se mostró envarado,
contenido y muy cauteloso. Cuando le mostraron un documento en el que
Carlos I concedía una serie de honores y privilegios a un descendiente
de los incas, Ibáñez Martín se lo hizo notar para alabar la generosidad
del rey de España. Rápidamente Franco comentó: "Sí, sí. Pero Carlos I
fue ingrato con los conquistadores". Después dijo: “Cuando se sublevó
el conquistador Gonzalo Pizarro, el rey lo mandó matar. Los reyes
suelen ser ingratos".