miércoles, 7 de mayo de 2014

La gran cátedra del Gobierno

Conocí al profesor y abogado Manuel Jiménez de Parga a través de José María Javierre, gran amigo suyo. Entonces tenía 41 años y 7 hijos. Su esposa, Elisa Lamas, era doctora en Derecho Canónico. Vivíamos tiempos en España en los que si a las cinco de la madrugada llamaban a la puerta de tu casa pensabas que era la Policía, mientras si ocurría lo mismo en Inglaterra, seguro que era el lechero. Me lo comentó él.
Además de creer en Dios, creía en el prójimo y en el imperio del Derecho. Detestaba la violencia. Le entristecía que no acertáramos a convencer ni a los extremistas de la derecha, ni a los extremistas de la izquierda.
─¿De qué está más necesitado nuestro país?
─De actitudes éticas, de ser coherentes con los principios que se mantienen.
─¿Sobra algo?
─Palabras, promesas, discursos vacíos.
─¿Cómo es la España de hoy, la España real?
─Sincera y honrada, pero no acierta a entrar en la historia porque es  estorbada por la España oficial.
─Usted, como catedrático de Derecho Político de la Universidad de Barcelona, se despachará a su gusto…
─La gran cátedra la tiene el propio Gobierno, puesto que tiene la televisión. A mi clase pueden acudir, lo más, unos quinientos alumnos, mientras que el que habla por televisión es escuchado por millones de espectadores.
(La esposa de Jiménez de Parga falleció el 27 de mayo de 2012. Él, que fue presidente del Tribunal Constitucional, el 6 de mayo de 2014).