jueves, 15 de mayo de 2014

(1) Carmen Romero. Su salud

El 23 de octubre de 1974, dos miembros de la Brigada Político Social de la Jefatura Superior de Policía hicieron una visita al domicilio de Felipe González Márquez, en el número 6 de la calle Espinosa y Cárcel. Les atendió su mujer, Carmen Romero, que se encontraba con sus dos hijos, Pablo de 18 meses y David, de un año.
-¿Y su marido?
-Está fuera de Sevilla.
-Pues haga el favor de localizarlo cuanto antes y sepa usted que estamos aquí por el bien de él.
-No tenemos teléfono.
-Llámele desde una cabina. Nosotros nos encargamos de los niños y dígale que le estamos esperando aquí.
Carmen salió de su casa y por teléfono puso en conocimiento de su cuñado Paco Palomino lo que sucedía.

Sobre las once de la noche, procedente de Madrid, llegó al aeropuerto de San Pablo el recién elegido secretario general del PSOE, quien, al advertir la presencia de dos “secretas” que le esperaban para detenerlo, los esquivó, saliendo por donde entonces se recogían las maletas. Allí le aguardaban su cuñado Paco Palomino y Manolo del Valle, secretario provincial de Prensa e Información del PSOE. Desde el aeropuerto se dirigieron a la casa de don Alfonso Cossío, decano del Colegio de Abogados de Sevilla.

Sobre las doce de la noche se presentaron en la Jefatura Superior de Policía Felipe González y don Alfonso Cossío. Manolo del Valle prefirió quedarse fuera por lo que pudiera ocurrir. A la hora salió sólo Cossío, con un cigarrillo en la boca y con la mano en el corazón. Era un gesto rutinario que el cariño de su familia, en ocasiones anteriores, había dramatizado llevándolo al cardiólogo. Manolo del Valle tenía tarea: informar telefónicamente de lo ocurrido a los responsables de su partido.
(No sabía que el cáncer había tocado a Carmen Romero. La vi muy sana hace bastantes años en el Palacio de San Telmo. Amparo Ribiales se acordará).