viernes, 4 de abril de 2014

El presidente en Sevilla

Adolfo Suárez no puede ocultar la satisfacción que le produce poderse fotografiar con una de las personas más activas de su partido en Sevilla. Se llama Marisa Rico. Empobreceríamos la entrañable instantánea si no dijéramos que era invierno, véase el abrigo de ella, y si no mencionáramos a Miguel Sánchez Montes de Oca y a  Ignacio Yánez Polo que también acompañan a Suárez o a Marisa. Es mejor decir que a los dos y todos contentos.
En aquella ocasión recordaría los meses que pasó en la capital hispalense preparando oposiciones para ingresar en el Cuerpo Jurídico de la Armada. Se hospedaba en el Gobierno Civil, invitado por el entonces gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, Hermenegildo Altozano Moraleda. Este señor era miembro de la Secretaría Política de don Juan de Borbón y teniente  coronel jurídico de la Armada. No gozaba de la simpatía de Franco. El dictador pensaba esto de él: “Es enemigo de la Falange; ha sido republicano y ha servido a los rojos, aunque utilizaba sus contactos con el Servicio de Información Militar para facilitar la entrada de españoles a la zona nacional”.
Suárez fue suspendido por el tribunal de las oposiciones. No se sabe si por su amistad con Altozano Moraleda o por mal estudiante. Había sido discípulo de Clavero Arévalo en la Universidad de Salamanca.