jueves, 20 de marzo de 2014

Hizo poesía con el albero

Francisco Montero Galvache, que había cumplido 69 años, llamó a su amigo Rafael de Paula para decirle: "He escrito un libro de poesía del toreo. Se titula Ovaciones en mi albero. Es un homenaje al albero como tapiz en que se desenvuelve la fiesta. Me lo tiene que presentar un matador de toros y no puede ser nadie nada más que tú”.
-Para mi es un honor hacerlo, contestó el torero.
-¿Quieres que te informe de alguna cosa?
-No, no. Yo quiero ese día poner el corazón en el atril. No voy a preparar nada. Me levantaré  y diré lo que se me ocurra sobre usted, sobre la poesía  y sobre el libro.
(Montero Galvache creía que Rafael de Paula era un hombre de gran sensibilidad que leía sobre todo poesía, incitado por su amigo Bergamin cuando le dedicó “La música callada del torero”)
Comenté al escritor que yo había escuchado en un congreso de cancerología que el albero podría producir tumores y que en Alcalá de Guadaira, donde hay muchas canteras de albero, se registra un alto índice de cánceres de laringe.
-Eso es gana de buscarle al albero alguna emoción biológica. Creo que el contacto con el albero ocasiona longevidad. Yo lo sé porque los caseros de la finca de mi mujer han muerto nonagenarios. Y el subsuelo de la finca es todo albero.