jueves, 6 de marzo de 2014

El periódico que fue una gran familia (1)

Don José Montoto, con pajarita, con personal de talleres.
Aparece su sucesor, Rafael González.
 
“Un corazón viene de camino para usted” le dijeron, por teléfono, desde el Hospital Virgen del Rocío. Eran las ocho de la mañana del uno de agosto de 2010. “¿Me da tiempo de ducharme y afeitarme?” preguntó Antonio Salud, que padecía una cardiopatía severa. “Sí, sí”, le respondieron. Aquel día su primera nieta cumplía un año y el abuelo recibía, como regalo anónimo, el corazón de un joven de 21 años que había fallecido en Barcelona. La operación quirúrgica comenzó a las tres de la tarde en el hospital sevillano.
Ahora Antonio Salud hace honor a su apellido. Sabe cuidarse y guardar los recuerdos de su vida profesional, que siempre ha estado vinculada al periodismo.
Antonio Salud y Antonio López utilizando
el medio de transporte preferido por ellos
en Lanzarote. Hasta allí se desplazaron para
realizar un suplemento especial dedicado
a las Islas Canarias. Salud era entonces
el responsable de los monográficos
publicitarios. El vacío emocional del
camello es evidente.
Ingresó en El Correo de Andalucía en 1963 como ayudante en la sección de linotipias; esas máquinas que componían textos para ser impresos. Tenía sólo 16 años. Con su buen hacer consiguió ascensos y tareas de más responsabilidad. Dirigía entonces el periódico don José Montoto, quién comenzó a hacer del diario una gran familia. Implantó la costumbre de comer una vez al año con el personal de talleres. En su sección  “Pajaritas de Papel” escribía sobre el pasado, exaltándolo y sobre el presente, criticándolo cuando lo merecía. Las “pajaritas” se le caían de las manos, como decía fray Luís de sus versos, comentó un gran amigo suyo. Con 47 años se estrenó como abuelo y escribió su primer libro. Lo pasó mal cuando la  rotativa de “El Correo”  cortó el antebrazo a uno de los operarios. Celebró que a los dos meses el accidentado ya supiera hacerse el nudo de la corbata, peinarse y escribir con la mano izquierda.
En 1973 el periódico cambió de sede. Dejó el número 17 de la calle Albareda y se asentó en la Carretera Amarilla. En 48 horas se hizo el traslado de la rotativa y de las linotipias. Antonio Salud, que colaboró en la tarea, me cuenta que no cobró ni un duro y que el cambio de domicilio fue un negocio para unos cuantos.