martes, 4 de marzo de 2014

Los avances de la informática amenazan la libertad del ciudadano

Le enseñaron a valorar la importancia de las instituciones democráticas. ¿Por qué? Porque para un intelectual es imposible desarrollar plenamente su capacidad científica si no es en un régimen de libertad.
Hubo quien le mostró el camino para plantear siempre los problemas jurídicos y   políticos  como problemas de conciencia, como cuestiones que tienen un trasfondo ético ineludible.
Ve, a veces, la soledad como un bien a conquistar, porque es el marco más adecuado para que un intelectual se encuentre consigo mismo y pueda desarrollar su capacidad de pensamiento.
Cuando observa al individuo que pertenece a una sociedad tecnológicamente avanzada, percibe de él que se siente como si estuviera en una pecera de cristal, donde todos sus movimientos pueden ser perfectamente controlados. Es un pez del que se conoce su formación escolar y universitaria, sus preferencias adquisitivas, su nivel de renta, su historial delictivo en el caso de que lo tenga, sus desplazamientos, su historial clínico…
En 1983 el Gobierno socialista quiso hacer un censo informatizado de viviendas para descubrir los  “pisos francos” de las bandas terroristas. Esto fue visto con recelo en los ambientes más sensibilizados por las libertades, porque con el pretexto de atacar a los terroristas, podrían ingerirse en la vida privada de muchos ciudadanos inocentes.
(Decía Borges que el español, cuando habla, tiende al énfasis y a la interjección.  No es el caso del profesor Antonio Enrique Pérez Luño, jurista y filósofo del Derecho español, cuando se conversa con él).