jueves, 23 de enero de 2014

Romero de Torres me acompaña desde hace varias décadas

Es agradable conversar con Fuensanta García de la Torre, historiadora del arte y conservadora de museos. Confiesa que ella no  tenía prevista ni remotamente pensada su jubilación anticipada, pero cuando le plantearon la oportunidad no lo dudó y optó por ello después de 32 años de directora del Museo de Bellas Artes de Córdoba y 41 en contacto con los museos.
-¿Desde cuándo?
-Desde que estudiando 3º de Hª del Arte, en noviembre de 1972,  empecé a colaborar en el Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla.
-Se jubiló el día de los Santos Inocentes del pasado año. ¿Lo consideró como una inocentada?
-Me dieron la fecha del 26 de diciembre y pedí que la cambiaran por el 28, día de los inocentes, porque era una fecha y un símbolo, la inocencia que me gusta, además jugar con lo de la jubilación como inocentada a quien no se lo esperaba, también me gustó.
-¿La convirtieron en una pensionista más?
-Me convertí voluntariamente al cumplir 60 años ya que podía hacerlo por los años de trabajo y quería afrontar un nuevo periodo de júbilo en mi vida, aunque manteniéndome vinculada a lo que he venido haciendo desde que tenía 20 años, el arte y los museos.

-Siendo usted becaria del ministerio español de Asuntos Exteriores trabajó como vigilanta en los Museos Vaticanos. ¿Se cruzó alguna vez con alguien al que no ha olvidado?
-Tenía la beca de museología en la que entonces se llamaba Academia Española de Bellas Artes de Roma, en San Pietro in Montorio en el Gianicolo, y conseguí ser vigilante auxiliar en los Museos Vaticanos, con lo que el trabajo en un museo lo vi desde otra perspectiva muy interesante. No coincidí como vigilante con nadie de trascendencia vaticana. Sí con una persona que trabajó para los Museos Vaticanos y que cambió mi perspectiva laboral con especial dedicación a la conservación preventiva de bienes culturales. Cuando en ese mismo año investigaba en los archivos y bibliotecas vaticanas si había muchos monseñores entre mesas, estanterías y documentos.
-Un Romero de Torres  estuvo, como usted,  en Roma. Él pensionado por la Diputación  cordobesa.
-Si, Rafael Romero de Torres, hijo del también pintor Rafael Romero Barros y hermano de Julio, estuvo de pensionado en Roma y hace poco publiqué un  artículo, en la revista Master Drawings de Nueva York, sobre las bellísimas e interesantes cartas ilustradas con dibujos de monumentos y personajes romanos que enviaba a su familia desde Roma. El era un dibujante excepcional que murió con 33 años y no tuvo tiempo suficiente para transmitirnos todo su potencial artístico.
-¿Conoció a la modelo del cuadro La Fuensanta, Maria Teresa López?
-Si, coincidí con ella en varias ocasiones al poco de llegar al Museo de  Bellas Artes de Córdoba. Era una persona muy agradable pero siempre me dio la sensación que sus palabras y sus actitudes transmitían cierta tristeza o amargura a pesar de que tenía muy buenos recuerdos de su juventud y época de modelo del pintor que la retrató en varias ocasiones: Fuensanta y La chiquita piconera.
-¿Usted es  de las personas que por querer poco tiene todo, como dice Fernando Pessoa?
-Creo que hay que querer poco pero sin pasarse; es decir ser ambiciosa en nuestros proyectos vitales no está mal porque es una forma de intentar conseguir lo mejor. Pero es cierto que mi ambición desde que estudiaba Preuniversitario, (por edad soy una “chica de preu”) quise estudiar historia del arte y cuando comencé 2º de la especialidad de arte en la universidad de Sevilla en octubre de 1972 ya supe que quería trabajar en un museo.
-¿Lo consiguió?
-Sí. desde un contrato de vigilante en el Museo de Bellas Artes de Sevilla en 1977 hasta directora del de Córdoba años después, estuve mucho tiempo de colaboradora, voluntaria, hice prácticas profesionales… hasta ahora, que tras mi jubilación, he sido nombrada vocal de la Comisión Andaluza de Museos de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía. Pero desde luego llevaba razón Pessoa en su afirmación querer poco puede llevarnos a tener casi todo.
-¿Mira con inocencia o detestivescamente la obra de Julio Romero de Torres?
-Creo que lo miro desde una situación privilegiada. Romero de Torres me acompaña desde hace varias décadas. En noviembre de 1980 saque la oposición de Conservadora de Museos, y uno de los temas que salió fue precisamente Julio Romero de Torres, desde entonces hemos recorrido juntos un largo camino…
-Cuente…
-He conocido a sus tres hijos y a su sobrina Carola, a alguna de sus modelos, vecinos y amigos, he investigado y publicado sobre su vida y su producción artística, he participado de la gestión, conservación, investigación y difusión del legado de su familia que adquirió la Junta de Andalucía en 1988 y anexionó al Museo de Bellas Artes de Córdoba en 1991…
-¿Qué puede haber en este vínculo con ellos?
-Con esta relación tan cercana entre un pintor y su familia y una historiadora del arte y conservadora de museos, hay altibajos y miradas inocentes ante la singularidad de su producción y también muchas preguntas que le haría al hombre y al pintor, al que me hubiera encantado conocer.