jueves, 7 de noviembre de 2013

Una acuarela sin blancos se ahoga en su propia aguada

Patio cordobés, in memoriam Lucas Prado
Después de ver, mirar y analizar muchas acuarelas, el pintor ceutí Pedro Orozco comprobó que el color más importante en la acuarela es el que no se pinta. Y dedujo que al no pintarse, no es un color, sino el brillo de la pieza que nos aporta la luz, la transparencia y como no, el pulmón para que la acuarela respire.
-¿Qué le ocurre a una acuarela sin blancos?
-Que se ahoga en su propia aguada.
-¿Cómo es tu obra?
-Por regla general es paisajista.
-¿Lo primero que haces cuando te dispones a pintar un  paisaje?
-Trato de captar de inmediato la luz del momento y lo esencial del lugar para trasmitir rápidamente la atmósfera que lo envuelve a través de una síntesis expresiva de lo que me rodea.
-¿El que te ve pintar qué puede apreciar en las primeras pinceladas, en las primeras manchas?.
-La simpleza y limpieza de la acuarela.
-¿Después?
-Continuo con sutiles pinceladas que aporten ritmo y armonía a la obra, de forma que, ésta vibre para mi. Después introduzco un plano primo muy aureo que le de profundidad al cuadro y que compenso  con algún otro elemento inspirador del lugar para obtener el equilibrio de la obra. Esto no son matemáticas, claro está.

Mi Giralda y yo
-Mis acuarelas tratan siempre de captar la atmósfera y la luz de los ambientes que pinto,  pero  es verdad que muchas veces me han comentado que mi pintura refleja una visión lumínico-mediterránea de las cosas. Es por ello que llamo a la paleta que utilizo “paleta mediterránea”.
-¿Como docente has creado acuarelistas que tienen algo de tu arte?
-Bueno, yo no he creado nada, pero sí que he notado cambios conceptuales en la acuarela que practican  muchos compañeros que han asistido a mis clases.
-¿A qué se refieren esos cambios?
-A la captación de atmósferas, luminosidad y composición de las obras que ahora hacen, muy buenas por cierto,  y en las que detecto junto al estilo personal de cada uno de ellos, la trasmisión de las enseñanzas por mí impartidas. Como bien decía Leonardo Da Vinci: “Triste el maestro que nos es superado por sus discípulos”.

-¿Llega hasta tus pinturas la luz de Marruecos?