lunes, 25 de noviembre de 2013

La musa de la transición

Va por la tercera edición el libro sobre Adolfo Suárez “Puedo prometer y prometo”  escrito por Fernando Ónega, el periodista  gallego que colabora en el programa de Mariló Montero, en la uno de TVE. Ónega, como Suárez, fueron franquistas. Uno llegó a presidente de Gobierno y el otro fue subdirector del diario “Arriba”, el  órgano periodístico oficial de Falange Española.
En la obra de Ónega no podía faltar la mujer que tan ligada estuvo, profesionalmente, a Suárez desde que éste fue director general de RTVE  hasta que ostentó la presidencia del gobierno de España. Me refiero a Carmen Diez de Rivera. Dice de ella que fue llevada a los altares por Francisco Umbral cuando la llamó “musa de la Transición”. Añade que no llegó a tanto pero sí fue la mujer que empujó a Suárez a prescindir  de muchos de sus complejos políticos de su biografía y le incitó a retirar el cuadro de Francisco Franco, que terminó en el cuarto de baño, en los tiempos de RTVE.
La periodista gaditana Ana Romero es más generosa con esta mujer en su libro “El triángulo de la Transición”, formada por Carmen, Suárez y el Rey, reeditada recientemente por Planeta. Los tres, según la autora, facilitaron el paso de la dictadura a la transición, a partir de 1969 y resalta que ella influyó políticamente en los dos. Los antecedentes familiares de estos personajes son conocidos, aunque repasar los de Carmen resulta estremecedor: Se enamoró de un joven sin saber que era su hermano. Ella era hija ilegítima de  Ramón Serrano Suñer, cuñado de Franco. Su madre era una señora que estaba casada con un marqués.
Carmen deja constancia de la atracción física que sentían por ella tanto el Rey como Suárez en la anotación que hizo en su diario el 18 de junio de 1976:  “Vaya parejita”.
El día que el Rey llamó a Suárez para comunicarle que iba a ser presidente de Gobierno, cogió el teléfono Carmen. Se encontraba a solas con Suárez en su casa de Puerta de Hierro, porque su familia estaba de viaje, cuenta la autora de “El triángulo de la Transición”, sabedora de que no fue amante ni de Suárez ni de Juan Carlos. Y ya hay que dejar a un lado el “Puedo prometer y prometo” y “El triángulo...” para hacer sitio a Paul Preston, que describe la relevancia de Carmen en el paso de la dictadura a la democracia hasta el punto de que influyó en el Rey en la cuestión de la legalización del PCE.