domingo, 22 de septiembre de 2013

Carné de prensa

Las Fuerzas del Orden habían desalojado de madrugada dos templos parroquiales de la localidad cordobesa de Palma del Río. En uno de ellos había 150 obreros. Un capitán de la Policía les comunicó que si en quince minutos no abandonaban la parroquia se procedería al desalojo utilizando cualquier medio.

Al día siguiente me puse en contacto  con el responsable del equipo sacerdotal de Palma del Río, don  Sebastián Sánchez García. Para que habláramos con tranquilidad  escogió un lugar discreto: la  sacristía de la parroquia de la Asunción. Cuando contaba lo que había sucedido, pronto apareció un guardia civil. Las puertas del templo estaban abiertas y como la Casa de Dios es de todos, ya se sabe. Era el comandante de puesto del pueblo. Dirigiéndose al periodista preguntó:
-¿Es usted forastero?
-Sí, señor.
-Enséñeme la documentación. 
-De mi cartera salieron todo lo que podía identificarme: el carné de identidad, al que no prestó mucha atención, el del Colegio de Abogados, que tuvo igual trato, y el de periodista, que examinó con detalle. Tomó pausadamente nota de lo que le había entregado y después se despidió con estas palabras:
-Comprendo que su misión es informar, pero la mía es la de saber a quien tengo en mi demarcación. Buenas noches.
(Esto ocurrió el 19 de marzo de 1975. Al poco tiempo me di de baja en el Colegio de Abogados de Sevilla por razones económicas y para entregarme de lleno a la  profesión que tiene por obligación contar lo que pasa.)