viernes, 9 de agosto de 2013

Un poco de caridad

Nixon llegó a pedir un poco de caridad a la historia, según Felipe Sahagún, porque iba a pasar a la posteridad como el hombre del Watergate y no como quien gobernaba EE.UU. cuando el hombre pisó la luna.
Bárcenas es el responsable de que Mariano Rajoy no sea recordado como el político de los hilillos de plastilina.

Extraño regalo

El Gobierno de Adolfo Suárez no tenía la costumbre de enriquecer a su equipo de confianza con sobresueldos al estilo Rajoy. Pero sí la usanza de hacer pequeños regalos en determinadas ocasiones. Por ejemplo cuando Ignacio Camuñas dejó de ser ministro de Relaciones con las Cortes recibió un reloj. Y he sabido por Alfonso Lazo la pequeña historia de un obsequio que Jiménez de Parga, titular de la cartera de Trabajo, hizo a un destacado sindicalista: “Le ofreció un frasco de colonia varonil, pero no sé si lo aceptó”
(¿Se imaginan a Cándido Méndez en ese aprieto?)
Poco tiempo después se oía decir a militantes del PSOE que “la derecha no usaba cinturón porque así no se lo tenía que apretar”. Como era una alusión directa a los tirantes rojigualdos de don Manuel Fraga, éste dejó de ponérselos.

Historia de una injusticia

La empresa de El Correo nos está invitando a ir preparando ya la necrológica de un periódico secular. Es una tarea fácil porque se reduce a contar la historia de una injusticia.

Los gallegos

-¿Por qué ustedes, los gallegos, están tan extraordinariamente dotados para la política?
-¿Y a ti quién te ha dicho eso?
-¿Y usted quién es?
-Yo soy un hombre que ha intentado e intento ser honesto y pasar por este valle de lágrimas procurando hacer la puñeta lo menos posible al prójimo.
(Testigo de demasiadas  interrogaciones con Camilo José Cela fue José María Requena, Premio Nadal. Cela aun no se había casado con Mariña Castaño y no se enfadó con el periodista.)