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| ABC. 10.10.72 |
-¿La última vez que vio vivo a su hermano fray Serafín?, pregunté a Pedro Madrid.
-El martes 26 de septiembre de 1972, una hora antes de que muriera en un accidente de tráfico. Llamó a las seis y veinte de la mañana a mi cuarto y me dijo: Que me voy a Málaga. Ayer hablé por teléfono con madre y me dijo que andaba delicada. No te olvides de hablar con ella, Adiós.
-¿Murió en su día?
-Sí. Mi hermano murió en su momento, en su plenitud.
-¿Cómo era?
-Un águila. Una vez se saltó la tapia de un cortijo, porque su dueño no quería recibirlo, ya que sabía a lo que venía. En otra ocasión se enfrentó con un alto funcionario del ministerio de Trabajo, porque ponía en su cuenta corriente personal, durante un determinado tiempo, importantes cantidades de dinero que eran para La Ciudad de San Juan de Dios, en conceptos de subvenciones.
-¿Se arregló el asunto?
-Cuando Serafín le reclamó muy seriamente el dinero, el funcionario le dijo que otras personas, por menos motivos, habían sido tiradas por las escaleras. Mi hermano le contestó: ¡Usted no tiene cojones para eso!
-Eso es luchar contra la corrupción... ¿Se acuerda usted del color del hábito de los Hermanos de San Juan de Dios?
-Perfectamente, porque han sido muchos años los que lo he llevado puesto. Vestirlo era un compromiso con los marginados, con los que sufren. Pero ahora, con traje y corbata como me ve, sigue en pié el mismo compromiso.
(Pedro Madrid Soriano es sacerdote. Pertenece a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Preside el Teléfono de la Esperanza de la capital de España. Posee varias licenciaturas. Entre ellas, la de Psicología. En Sevilla ayudó telefónicamente a una mujer joven a despedirse en paz de este mundo).
-El martes 26 de septiembre de 1972, una hora antes de que muriera en un accidente de tráfico. Llamó a las seis y veinte de la mañana a mi cuarto y me dijo: Que me voy a Málaga. Ayer hablé por teléfono con madre y me dijo que andaba delicada. No te olvides de hablar con ella, Adiós.
-¿Murió en su día?
-Sí. Mi hermano murió en su momento, en su plenitud.
-¿Cómo era?
-Un águila. Una vez se saltó la tapia de un cortijo, porque su dueño no quería recibirlo, ya que sabía a lo que venía. En otra ocasión se enfrentó con un alto funcionario del ministerio de Trabajo, porque ponía en su cuenta corriente personal, durante un determinado tiempo, importantes cantidades de dinero que eran para La Ciudad de San Juan de Dios, en conceptos de subvenciones.
-¿Se arregló el asunto?
-Cuando Serafín le reclamó muy seriamente el dinero, el funcionario le dijo que otras personas, por menos motivos, habían sido tiradas por las escaleras. Mi hermano le contestó: ¡Usted no tiene cojones para eso!
-Eso es luchar contra la corrupción... ¿Se acuerda usted del color del hábito de los Hermanos de San Juan de Dios?
-Perfectamente, porque han sido muchos años los que lo he llevado puesto. Vestirlo era un compromiso con los marginados, con los que sufren. Pero ahora, con traje y corbata como me ve, sigue en pié el mismo compromiso.
(Pedro Madrid Soriano es sacerdote. Pertenece a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Preside el Teléfono de la Esperanza de la capital de España. Posee varias licenciaturas. Entre ellas, la de Psicología. En Sevilla ayudó telefónicamente a una mujer joven a despedirse en paz de este mundo).
