domingo, 19 de mayo de 2013

El cuento de una escritora portuguesa

No se sabe cuando ocurrió lo que se narra en “Kaleb y el Pintor” porque este  cuento de la escritora portuguesa Isabel Parreira  no tiene fecha. Le ocurre lo que a la creación del mundo, salvando, con todo respeto, las distancias. Pero, al leerlo, se advierte que el  comportamiento de los dos protagonistas de la historia tiene ese valor ético, que tanta falta hace en nuestro siglo XXI. Aunque este cuento es una bella mentira, encierra grandes verdades y, según su autora, puede servir para acercar a los niños al sueño y para despertar a los mayores.
El libro está escrito en portugués,  francés,  inglés  y español. La escritora,  que es licenciada en Lenguas y Literaturas Modernas, además de dominar las lenguas mencionadas, lee alemán,  italiano y catalán con facilidad y habla el gallego.
¿Qué color tiene una lágrima? pregunta la autora antes de comenzar el relato. Y deja al lector a solas con la interrogante,  coge de la mano a los personajes de su historia  y se los lleva adonde ella quiere que estén. Al Pintor le hace asomarse a su juventud para que viera con qué ilusión pintaba a la acuarela en aquella época, porque lo hacía con libertad y sin pensar en el triunfo. El otro protagonista es un adolescente que vive en la selva. Se llame Kaleb. Aunque no le  habían inculcado el deseo de aprender, sabía pescar, cazar, andar descalzo y cuidar de un leopardo que encontró herido y que luego fue su mascota.
Kaleb y el pintor se hicieron amigos. Intercambiaron modestos regalos materiales. La autora del cuento describe con cariño esta escena para advertir al lector que la manera de regalar vale más que lo que se da. También hubo intercambio de regalos espirituales. El adolescente mostró a su amigo el camino de la felicidad y de la libertad y el Pintor le hizo sentirse rey de la selva, con el sol a sus pies.
¿Cómo son los lectores de cuentos? El escritor portugués Lobo Antunes llama a sus lectores “los amigos invisibles”. Y el novelista Marc Petit dice que los  lectores de cuentos  son buen público si las narraciones están bien hechas. Los lectores tienen  que gritar que viene el lobo con el mismo convencimiento que gritan los niños que están sentados  en un teatro  de guiñol  porque si no creen que viene el lobo significa que la obra ha fracasado.
En el cuento que comentamos no hay lobo, pero sí un leopardo, al que dio muerte un cazador furtivo. Alguien llora.
¿De qué color es una lágrima?  ¡Cualquiera sabe!
La composición química de las lágrimas producidas por una pena o por la alegría es distinta a la de las lubrifican normalmente la córnea, según dicen los científicos. Y añaden que las lágrimas emocionales de la mujer contienen señales químicas que reducen los niveles de testosterona del varón.