jueves, 23 de mayo de 2013

El Tribunal guardó luto por la muerte de Carrero Blanco

Matan al presidente de Gobierno Luís Carrero Blanco diez minutos antes de la hora señalada para que comenzara el proceso 1.001 en las Salesas. La víspera, ya por la noche, Carrero dice a alguien de su confianza que le tenga informado de las elecciones a decano del Colegio de Abogados de Madrid que se van a celebrar el día siguiente. Él no quiere que salga elegido Joaquín Ruiz Giménez. Su  candidato es Pedrol Rius, el letrado que defendió al ladrón que robó en su propia casa, porque ningún abogado quería hacerse cargo del caso. Este señor coleccionaba tablas góticas.
Eran las primeras horas del día 20 de diciembre de 1973. Magistrados, fiscal,  procesados y sus defensores se encuentran en la sala del TOP. Se oyen gritos contra los que van a ser juzgados. En la calle saben que el Dodge Dart donde viajaba Carrero Blanco, al pasar por la calle Claudio Coello, es lanzado a veinte metros de altura por una explosión. El coche cayó al patio de un edificio de los jesuitas. A la esposa de Carrero, en ese momento, le estaban haciendo la manicura y el yerno, el que entonces era presidente de la Diputación de Sevilla, se asomó a la calle al oír la explosión y no vio nada.
Suspenden durante unas horas el juicio. Cuando los abogados salen de la sala, gente de extrema derecha los arrinconan agresivamente mientras la Policía ve con simpatía el lamentable hecho.
Don Alfonso de Cossío pasó miedo físico, me contó su hijo Francisco, quien dice que afortunadamente en aquel momento se presentó un capitán y salvó a su padre y a los demás letrados, al menos, de una gran paliza.
Cuando los procesados fueron llevados a los calabozos de los juzgados, se protegieron poniendo sobre la puerta catres que había en las celdas, porque temían ser asesinados por los “guerrilleros de Cristo Rey” que pedían a gritos sus cabezas y los relacionaban con la muerte de Carrero Blanco. Algunos llevaban pistolas.
Todos sabemos lo que ocurrió después: El Tribunal guardó luto por Carrero Blanco dictando desorbitadas penas de cárcel a los diez procesados. Así era y es la Justicia.