Eduardo Saborido |
En marzo de 1970, dos años
antes de que la cúpula de Comisiones Obreras fuera detenida en Pozuelo
de Alarcón por numerosos agentes de la Policía Nacional y de la
Brigada Político Social, Eduardo Saborido y Fernando Soto visitaron a
José María Javierre, director entonces del periódico más fiable para
los obreros. Los dos líderes sindicales iban acompañados por Felipe
González, Rafael Escuredo y Eduardo Chinarro, sacerdote de la Compañía
de Jesús.
Tomó la palabra Eduardo Saborido. Dijo al cura Javierre que no era la primera vez que visitaba el diario, porque cuando lo dirigía Rafael González lo frecuentaba ya que el periódico comenzó entonces a publicar noticias que en otros medios de comunicación no aparecían.
Refiriéndose a Rafael González, le comentó: A los pocos días de llegar él a Sevilla, al pasar por la Plaza Nueva para ir hasta el periódico que entonces estaba en la calle Albareda, lo primero que se encontró fue una sentada de trabajadores de SACA ante la sede del Gobierno Civil, que entonces se encontraba de forma provisional en el Ayuntamiento debido a unas obras que se llevaban a cabo en la Plaza de España.
Saborido explicó a Javierre que SACA era una fábrica de bastante pujanza que se dedicaba a la producción de maquinaria agrícola, de la que tan necesitada estaba Andalucía. Pero, como comerciaba con Cuba, una empresa norteamericana la compró para cerrarla. Y los cerca de 1.000 trabajadores de la fábrica pedían su reapertura o unas indemnizaciones justas. Entonces Rafael González, sin encomendarse a nadie, publicó lo que vio. Hasta que él no llegó a “El Correo”, no se enteró Sevilla del conflicto de SACA, que había comenzado en 1966.
Tomó la palabra Eduardo Saborido. Dijo al cura Javierre que no era la primera vez que visitaba el diario, porque cuando lo dirigía Rafael González lo frecuentaba ya que el periódico comenzó entonces a publicar noticias que en otros medios de comunicación no aparecían.
Refiriéndose a Rafael González, le comentó: A los pocos días de llegar él a Sevilla, al pasar por la Plaza Nueva para ir hasta el periódico que entonces estaba en la calle Albareda, lo primero que se encontró fue una sentada de trabajadores de SACA ante la sede del Gobierno Civil, que entonces se encontraba de forma provisional en el Ayuntamiento debido a unas obras que se llevaban a cabo en la Plaza de España.
Saborido explicó a Javierre que SACA era una fábrica de bastante pujanza que se dedicaba a la producción de maquinaria agrícola, de la que tan necesitada estaba Andalucía. Pero, como comerciaba con Cuba, una empresa norteamericana la compró para cerrarla. Y los cerca de 1.000 trabajadores de la fábrica pedían su reapertura o unas indemnizaciones justas. Entonces Rafael González, sin encomendarse a nadie, publicó lo que vio. Hasta que él no llegó a “El Correo”, no se enteró Sevilla del conflicto de SACA, que había comenzado en 1966.
(Ya se sabe lo que ocurre cuando Eduardo
Saborido toma la palabra). Los cinco salieron del despacho de José
María Javierre convencidos de que el periódico reflejaría los problemas
y las aspiraciones de los trabajadores. Por ejemplo, meses después, el
cuatro de mayo, el diario publicó que había ingresado en el Hospital de
la Macarena el trabajador Jaime Baena, con fiebre alta que, según
Policía, le sobrevino durante su detención en los calabozos de la
Jefatura. La esposa del detenido no creyó en el diagnóstico facilitado
desde la Gavidia y denunció el estado “febril” de su marido en el
Juzgado de Guardia.
El 24 de junio de 1972, Saborido, Soto y siete
dirigentes más de Comisiones Obreras fueron detenidos en el convento
de los Padres Oblatos de Pozuelo de Alarcón y trasladados a la
Dirección General de Seguridad. Allí fueron interrogados y después,
puestos a disposición judicial, acusados de ser los dirigentes
nacionales de un sindicato clandestino muy afecto al Partido Comunista.