domingo, 14 de abril de 2013

¿Carne o pescado?

Abrió el cadáver. Lo estudió. Miró el reloj. Faltaba una hora para asistir al banquete, al que había sido invitado. Sin saber por qué,  se acordó de dos profesores que para él eran modelos de honestidad: 
-De don José Domínguez Martínez  aprendí el espíritu de autocrítica para cuidar lo que se escribe  en los informes periciales. Don Cesáreo  Ramos me  enseñó a  no ser un forense señorito, sino un forense que de verdad realiza personalmente el trabajo.
    El profesor Frontela dirigía entonces el Instituto de Medicina Legal  y Ciencias Forenses de la Universidad de Sevilla. El estar, profesionalmente, con muertos no le robaba alegría. Pensaba que una autopsia es un trabajo como otro cualquiera y, por lo tanto, no tenía inconveniente en acudir a un ágape, que también es una obligación social.
    Uno de los pocos placeres que se permitía este catedrático de Medicina Legal  era  el de la comida.
-¿Carne o pescado?, le preguntó el camarero.
-Pescado, respondió
    En voz baja  comentó al compañero de mesa más cercano: No me agrada la carne casi cruda, como dicen que hay que tomarla. Cuando no tengo más remedio que comerla, prefiero que esté muy pasada.  Después le habló de sus frecuentes viajes a Londres y a  Nueva York, lugares donde intercambiaba experiencias con Scotland Yark y el FBI, sobre criminalística e investigación criminal.

    En Scotland Yark y el FBI quizá supieran que el profesor Frontela estaba dispuesto a desenterrar  a Napoleón, porque no le gustaría morirse con la curiosidad de saber si fue asesinado con arsénico.
-¿Una visita inesperada?
-La que me hicieron la  Policía y el Juez don Conrado Gallardo, porque intuían que no resultaba tan clara la  muerte por inmersión de un joven de  22 años aparecido en el Guadalquivir, según los resultados de la autopsia que le habían practicado.
─¿Dónde estaba el cadáver cuando acudieron a usted?
─En el ataúd, camino de la sepultura.
─¿Llegaron a tiempo?
─Sí. Hicimos parar a la comitiva fúnebre y se dijo a los familiares que no podía ser enterrado hasta que se le hiciera otra autopsia.
-¿Buenos resultados?
-Pudimos demostrar que el joven había sido hábilmente estrangulado. El asesino, autor de numerosas muertes, fue detenido. A muchas de sus victimas dio el golpe mortal que aprendió en la Legión.
-¿Cuándo vio usted hacer la primera autopsia?
-Cuando era un niño. Sólo tenía doce años.
-¿Qué le hubiera gustado ser?
-Poeta.
-¿Cómo se considera?
-Soy una suave sazón, mezcla de introversión, seriedad, discreto sentido del humor y un sentimental.