miércoles, 30 de enero de 2013

Intimidades a la carta

Aquel año era el primero que la cantante había tomado bien las uvas de la suerte. Antes se hacía un lío  con el reloj de la Puerta del Sol. Siempre le faltaban uvas y le sombraban campanadas. Se las comió con el pie izquierdo levantado para entrar con el derecho en el año nuevo. Hacía poco que había recibido una carta de un admirador suyo de Cuba. Había correteado media España porque las señas estaban mal puestas. La otra media España no se había enterado.

Maria de los Ángeles Santamaría dijo al camarero:
-¿Cómo están las angulas?
-¡Riquísimas!, respondió el empleado del Hotel Colón.
-¿Tienen gambas o quisquillas?
-No.
-¡Qué lástima! ¿Están frescas las espinacas?
El camarero guardó silencio. La cantante le preguntó:
-¿Podrían ponérmelas a la catalana, con uvas pasas y piñones salteados?
-Lo siento.
-¡Qué pena! Tráigame, entonces, endivias; se me apetecen mucho por lo frías que están.
-Bien.
-Y ahora querría un poquito de apio. Pero yo tengo que comer más, aunque no tenga apetito. Algo de carne. ¿Tienen chuletitas de cordero?
-Sí.
-Pero muy hechas.

-¿Algo más?
-Agua mineral, de las que tienen agujeritos.
Massiel cierra la carta del restaurante y comenta:
-Ya me ha dicho mi hermano que querías hablar conmigo. De haber sabido que me ibais a hacer fotos me hubiera traído puestas las pestañas.
-Saldrás bien, aseguré yo; momento en que Manolo Ruesga hizo uso de la cámara.
-¿Os habéis dado cuenta de que vengo sin maquillar?
-Nos dijeron en recepción que estabas en la peluquería.
-Sí. Yo voy a la peluquería cuando se me pone el pelo sucio. En verano ni siquiera voy, porque yo misma me lavo la cabeza y se me seca enseguida. Pero en invierno, como no quiero coger la gripe, prefiero que me sequen el pelo.
-Hoy tenemos mal tiempo.
-Pues hoy solamente me he bañado, me he pintado unas rayitas de rojo en los ojos y nada más. ¡Tengo tan pocas ganas de arreglarme por la mañana! Estoy harta de tanto maquillaje. ¡Es tan incómodo tenerse que poner las pestañas!
-¿Cómo has pasado la noche?
-Durmiendo.
-¿Mal?
-Muy mal, por cierto.
-¿Echabas algo de menos?
-La cama de mi casa. Más que la cama, la almohada. Siempre extraño la de los hoteles.
-¿Cómo te apañas con el insomnio?
-He descubierto un té que es la mano de un santo. ¿Pero sabes a qué hora cogí el sueño? ¡A las once de la mañana! Pedí una tortilla y una manzanilla y dormí estupendamente durante dos horas.
-Pesarás poco.
-Cincuenta y cinco kilos.
-¿Son muy llevaderos?
-Sí, Pero noto enseguida cuando la gente intenta utilizarme. Lo que pasa es que hay gente muy sutil.
-¿Cómo te defiendes de los sutiles?
-Con más sutileza.
-¿Eres una pieza extraña en el mundo de la canción?
-Soy una pieza extraña en cualquier sitio donde se me coloque. Eso dice mi familia, que soy un bicho raro.
Llegan las chuletitas de cordero. Massiel advierte:
-Me gustaría comérmelas con las manos, sin que me hagáis una foto
-De acuerdo.