Jesús
Hermida llevaba seis años de corresponsal de Televisión Española en
Nueva York, cuando vino a España para presentar su libro “El pueblo
contra Richard Nixon”. Hacía pocos meses que el protagonista de la
obra había dejado para siempre la Casa Blanca por el escándalo
Watergate.
─¿De qué comentario suyo, emitido por TVE se arrepiente?
-Uno sobre Nixon. Aposté que acabaría sus días en la Casa Blanca como presidente. Estoy profundamente arrepentido de este comentario. Arrepentido bien, no mal, porque lo hice a conciencia, guiado por mi sentido de la justicia, para equilibrar lo mucho que le criticaban
─¿Fue, por su parte, caridad periodística?
─Más bien un intento baldío de objetividad.
─¿A qué distancia ha estado de Nixon?
─Como usted y como yo ahora. Además, hemos estado hablando en tres o en cuatro ocasiones.
-¿Le recordaba de otras ocasiones la última vez que charló con él?
─No, no, en absoluto; pero me dio la impresión de ser un hombre muy cordial, aunque no tenía un gran carisma. Uno no miraba a Nixon como miraba a Kennedy.
─¿De qué comentario suyo, emitido por TVE se arrepiente?
-Uno sobre Nixon. Aposté que acabaría sus días en la Casa Blanca como presidente. Estoy profundamente arrepentido de este comentario. Arrepentido bien, no mal, porque lo hice a conciencia, guiado por mi sentido de la justicia, para equilibrar lo mucho que le criticaban
─¿Fue, por su parte, caridad periodística?
─Más bien un intento baldío de objetividad.
─¿A qué distancia ha estado de Nixon?
─Como usted y como yo ahora. Además, hemos estado hablando en tres o en cuatro ocasiones.
-¿Le recordaba de otras ocasiones la última vez que charló con él?
─No, no, en absoluto; pero me dio la impresión de ser un hombre muy cordial, aunque no tenía un gran carisma. Uno no miraba a Nixon como miraba a Kennedy.
─¿Le ha enviado su libro?
─No se me había ocurrido. Se
lo enviaré, pero no creo que le guste. El libro no es anti-Nixon,
porque Nixon pasó. Es un canto a la democracia norteamericana.
─¿Intervino usted en alguna rueda de prensa en la Casa Blanca?
-A los corresponsales extranjeros no nos está permitido hacer preguntas.
─¿Les ignoran?
─Al
principio nos ignoraban de la manera más absoluta tanto Nixon como
Kissinger. Después nos buscaban y te invitaban por si querías acompañar
a Nixon a algún viaje.
─¿Cómo ve, desde Nueva York, los periódicos españoles?
─Hace
años traían más noticias del extranjero que de España, como si
interesara más saber lo que ocurría en Sebastopol que lo que sucedía en
Murcia.
─¿Qué se le ha norteamericanizado más, el estómago, la cabeza o el corazón?
─La cabeza.
─¿Lavado cerebral?
─Todo consiste en que hay unas reglas de juego que al principio te chocan, pero luego las aceptas y ves que te van muy bien.
─¿Cómo influye el sistema USA debajo de su tupé?
─En
el orden puramente mental creo que me ha influido y me ha interesado
mucho el sentido profundo de la autocrítica de los norteamericanos.
Desde que estoy en Norteamérica me dejo criticar con mucha facilidad,
siempre que me dejen criticar a mí también.
─¿Se refleja esto en la rutina de cada día?
─Sí.
Llegas puntual a los sitios, lees un libro a la semana porque el
sistema te lo impone, oyes el disco de moda por la misma razón, asistes
al teatro cada siete días, ves a tus hijos todas las tardes, los llevas
al cine los sábados y los domingos sales a patinar o a lo que sea con
ellos...
─¿Cuántos minutos diarios aparece en televisión?
─Una media de tres minutos, que me suponen unas seis horas de trabajo.
─¿Incluido el tiempo que emplea en cuidar su gesto?
─No cuido el gesto. Es una cosa instintiva. Lo que cuido son las tres últimas líneas de cada crónica.
─¿Estira mucho el día?
─Todos
los días tengo un rato de cháchara o de tertulia político-internacional
en la ONU. También empleo mucho tiempo en las calles con el coche
andando hasta llegar a casa, y, después, hijos, libros, discos, y,
naturalmente, mujer y perros.
─¿Cuántos tiene?
─Dos perros.
─¿Le hacían falta?
─No... Uno de los perros me lo llevé de España, porque no quise dejar aquí parte de la familia.
─¿Ha ligado ya?
─Le he comprado un marido mejicano.
─¿Cuentan con más éxito los perros españoles que los hombres?
─Allí
tienen más éxito los españoles que los animales. Lo que ocurre es que
allí se ama más a los perros que en España, porque la gente está más
sola y entonces el perro forma parte de su vida.
(Enhorabuena al
compañero por el premio que le ha concedido el Ministerio de Educación
a través de un jurado que lo despachó por unanimidad.)