martes, 13 de noviembre de 2012

Cuando se sublevó Cataluña

Resultaba muy fácil estar atento a lo que me contaba Francisco Melguizo:
-Yo le dije a don Manuel Giménez Fernández que se tirara al suelo del coche cuando comenzaron a tirotearnos los que estaban apostados en la calle Alcalá, casi a esquinas a Peligros. Nos dirigíamos al  Ministerio de la Gobernación.
-¿Y usted qué hizo?
-Me bajé del vehículo  y me uní a los policías que venían en el coche de escolta detrás de nosotros. En aquel momento procuramos proteger el coche donde iba don Manuel para que girase por Alcalá hacia Cibeles. Lo conseguimos pero, de pronto, dejamos de de ver el coche.
-¿Había anochecido?
-No. Era la tarde del seis de octubre de1934. Aquel día Barcelona y Asturias se sublevaron porque se había constituido un gobierno mayoritario, presidido por don Alejandro Lerroux y en el que intervenían tres ministros del partido no republicano la CEDA, siendo uno de ellos don Manuel. Yo era su secretario particular.
-¿Qué edad tenía?
-¿Yo? Diecinueve años.
Cuando charlábamos,  Francisco Melguizo estaba al margen de toda actividad política por su condición de funcionario. Era jefe de Telecomunicación de Sevilla,  compositor y decano de los críticos musicales de España. Y, sobre todo, padre de cinco hijos con estas actividades: el mayor, profesor de la Sinfónica de RTVE, el segundo y tercero, ejecutivos de importantes empresas; una de las hijas, profesora de Historia en un Instituto, la otra estudiaba en la Universidad. Corría el año 1980. Melguizo preparaba una marcha procesional que terminó en 1981: “La música del silencio”.

-¿Cuándo comenzó a publicar sus primeras críticas musicales?
-En 1935.
-Un año después del tiroteo. ¿Quiénes dispararon?
-Unos extremistas. La extrema izquierda había organizado un asalto al Ministerio de la  Gobernación, que entonces estaba en la Puerta del Sol, coincidiendo con la llegada de los ministros que habían sido convocados para una reunión urgente del Gobierno.
-¿Qué ocurrió con el coche que llevaba a Giménez Fernández?
-Como le dije antes, se nos perdió. Nos fuimos al Ministerio de Agricultura, pero allí no estaba. Después al Ministerio de la Guerra. Tampoco.
-¿Cómo se encontraban los policías de escolta?
-Descompuestos. Pero tuve la idea de dirigirnos al edificio del periódico  “El Debate” y allí lo hallamos sano y salvo. Minutos después le convocaron por teléfono para que acudiera al Ministerio de Gobernación, donde se iba a celebrar Consejo de Ministros y hasta allí fuimos. Después del Consejo, don Manuel leyó por los micrófonos de “Unión Radio” una proclama del Gobierno pidiendo paz al país.
-¿Cuál fue su papel?
-Ocurrió que después de la proclama, el subsecretario de la Gobernación, Carlos Aranguren, cuando leía  varias noticias  por los mismos micrófonos  me  pasó el papel para que yo lo leyera y se desvaneció. Comprendí que perdió el conocimiento antes de comunicar al país que habían sido asesinados en el puerto de Marsella el rey Alejando de Yugoslavia y el ministro francés de Asuntos Exteriores, Barthou, que había ido a recibirle.
(El presidente de la Generalidad de Cataluña, Lluís Companys, proclamó el Estado Catalán dentro de una República Federal Española el 6 de octubre de 1934. Duró lo que todos sabemos.)
Pasó mucho tiempo. Llegó la Semana Santa de 1999. El pregonero de aquel año, Eduardo del Rey Tirado, eligió “La Música del Silencio” para que sonara en el Teatro de la Maestranza. El autor de la composición había fallecido unos meses antes.