lunes, 3 de septiembre de 2012

Esperaba una Andalucía más justa para su hijo

Año 1971. Con Antonio Burgos cuando ya era muy conocido en el mundo periodístico y en el otro, en el de los lectores de sus crónicas, artículos y libros.
-¿Cómo estás de valor?
-Ni como Curro Romero ni como “El Cordobés".
-¿Qué frenos te funcionan mejor?
-Los de mano.
-¿Recuerdas la primera vez que no los usaste?
-Cuando al dirigente de una congregación de no sé qué le dije que la Iglesia que él preconizaba no me interesaba. Hasta me quisieron expulsar del colegio.
-¿A qué te suena la palabra coyuntura?
-Al telediario de las tres.
-¿Te quedas con la gente?
-Yo solamente quedo con el que concreto una cita. La hora me la marca este reloj japonés. Es la gente la que se quiere quedar conmigo.
-¿Desde cuántas publicaciones puedes expresarte?
-Desde “ABC”, “Madrid”, “Triunfo”, “Cuadernos para el diálogo” y desde mis libros.
-¿No desentona en “ABC” que escribas en esos medios?
-No desentona. En “ABC” encuentro una liberalidad que es muy tradicional. Ya en la casa madre de “ABC”, durante los tiempos más totalitarios de la posguerra, había sentados en la mesa de Redacción dos ex gobernadores civiles de la II República.

-¿Qué tienes presente cuando vas a redactar un artículo para “Cuadernos para el diálogo”?
-Que es una revista muy pedantona para el lector habitual. Se salva por el buen tono de los editoriales.
-¿Tu también escribes sin firmar?
-Yo nunca he escrito editoriales.
-¿Le coges el tranquillo a “Triunfo”?
-“Triunfo” es un cóctel explosivo de la “gauche divine” barcelonesa, de los jóvenes periodistas de Madrid y de algunos independientes chiflados provincianos.
-Te has olvidado del dueño de la revista.
-Es un señor particular que piensa todo lo contrario de lo que se dice en “Triunfo”.
-¿Estrenaste tu máquina eléctrica escribiendo tu libro “Andalucía ¿tercer mundo”?
-No. La estrené resumiendo para el diario “Madrid” la carta del cardenal Bueno Monreal en sus bodas de plata con el episcopado.
-¿De qué eres feligrés?
-De nada.
-Pero ¿crees?
-Sí, en la demagogia de los hechos.
-¿Te da el sol?
-Cuando saco a pasear a Fernando al parque. Pero hay algunas flores que me fastidian los ojos. Debe ser el azahar, pero por lo que representa: damascos rojos, salones solemnes…
-¿Conoces a alguna víctima del azahar?
-Sí, mi abuelo Antonio Burgos Sánchez, bracero de Los Alcores que aprendió a leer en el cuartel y experimentó en su piel las consecuencias de una sociedad señorial.
-¿Qué esperas para Fernando, tu hijo?
-Que llegue a conocer una Andalucía más justa.