viernes, 15 de junio de 2012

Los médicos y el dinero

El doctor se volvía de espalda al paciente. Era el momento de cobrarle. Hacía un escorzo con el brazo y esperaba que el enfermo depositara en la palma de su mano la cantidad acordada por sus servicios. Esto ocurría en la Edad Medía y así me lo describió el recordado Antonio Hermosilla días después de que ingresara en la Sociedad Española de Médicos Escritores.
-¿Relee usted las esquelas mortuorias?
-No, porque sería rozar el sadismo. Las que se refieren a pacientes míos me entristecen.
-¿Muchas en su haber?
-No. Y no es por presumir.
-¿El escritor que más ha satirizado a los médicos?
-¿Quevedo?
-¿Recuerda algunas de sus frases?
-Para que te duren poco las enfermedades llama al médico y dale dinero cuando estés sano y no cuando estés enfermo. Pero en la Edad Media los médicos tenían presente este consejo: No comas nunca en la casa de tus enfermos que te deban algo. Es mejor que te vayas a comer a una fonda porque de lo contrario, te descontará de la nota de tus honorarios el precio de su hospitalidad.

-¿Lo más remoto que recuerda sobre los estipendios de los profesionales de la Medicina?
-Antiguamente los egipcios tenían la cabeza rapada. Cuando enfermaban se metían en la cama y no se pelaban. Cuando terminaba felizmente la enfermedad volvían a raparse la cabeza y, según pesase el pelo, así cobraba el médico. Y cuando en la época de Carlos III, rey de Inglaterra, se puso de moda el mercurio para curar la sífilis se decían entre los enfermos que el mercurio se había convertido en oro para los médicos.
-¿Los cirujanos y las mujeres?
-En la antigüedad aconsejaban a los cirujanos que estaban casados con mujeres extravagantes que no ejerciesen la medicina ya que éstas inducían al marido a practicarla sólo por la ganancia.
-¿Hay compañerismo en la profesión?
-Por regla general, sí. Quizá haya médicos que den golpes bajos.
-¿Llegan a la enemistad?
-Silvio y Vesalio eran grandes médicos y grandes enemigos. Silvio era muy tacaño y cobraba mucho a los pacientes. Un discípulo de Vesalio colocó sobre el cadáver de un ahorcado esta cuarteta satírica; “Aquí yace Silvio / el que nunca en su vida / de dar algo gratis sintió / jamás deseo y ahora que / está muerto y roído / de gusanos, aun le molesta / que lea gratis estos versos.”
-Macabro.
-Es que en aquellos tiempos, en el Renacimiento, los aspirantes a médicos tenían que robar los cadáveres de ahorcados para hacer la disección anatómica.