Aquel día en
la antigua prisión de Sevilla los internos habían comido, de primero,
lentejas estofadas con chorizo, morcilla y tocino. Me lo contó el
funcionario de Instituciones Penitenciarias José Luís Guzmán. De
segundo, flamenquín de jamón york relleno de carne picada, con ensalada
de lechuga y patatas fritas. Y de postre, naranja.
-¿Con qué la mondaron?
-Con el mango de la cuchara o con lo que pudieron, porque el cuchillo está prohibido, a pesar de que en 1978 el director general de Instituciones Penitenciarias García Valdés dijo que había que facilitar a cada preso un cubierto completo. Desde que en 1932 se construyó la cárcel de Sevilla no ha habido más progresismo, después de Victoria Kent, que el marcado por García Valdés.
-¿Llega droga a la cárcel?
-Sí.
-¿El método menos sofisticado?
-Tiran desde el exterior una bola con hachis que cae al patio.
-¿Con qué la mondaron?
-Con el mango de la cuchara o con lo que pudieron, porque el cuchillo está prohibido, a pesar de que en 1978 el director general de Instituciones Penitenciarias García Valdés dijo que había que facilitar a cada preso un cubierto completo. Desde que en 1932 se construyó la cárcel de Sevilla no ha habido más progresismo, después de Victoria Kent, que el marcado por García Valdés.
-¿Llega droga a la cárcel?
-Sí.
-¿El método menos sofisticado?
-Tiran desde el exterior una bola con hachis que cae al patio.
-¿Quién la recoge?
-La bola lleva una contraseña para que se conozca a quien va destinada.
-¿Gratis?
-No.
Desde el interior de la prisión se lanza a la calle otra bola que
contiene dinero de curso legal, a pesar de que en la cárcel no circulan
billetes del Banco de España sino tarjetas canjeables con las que se
puede comprar en el economato.
-¿Cómo están los precios?
-Pregunte.
-¿Una aguja de coser?
-Ochenta céntimos.
-¿Un folio?
-Setenta, pero es papel bueno.
-¿La libertad?
-No
es artículo de economato sino tarea de los funcionarios de la prisión
en el sentido de que emplean medios educativos para que la cárcel
funcione como una sociedad libre.
-¿Ha vivido algún contratiempo?
-Cuando
trabajaba en la cárcel de Teruel. El jefe de servicio me dijo que diera
una paliza a un chico de diecisiete años que acababa de ingresar,
porque estimaba que era afeminado pues vestía calzoncillos amarillos
-¿Qué hizo usted?
-No
le pegué, pero aquello me traumatizó porque yo estaba recién llegado al
Cuerpo de Prisiones y tenía una idea muy distinta de lo que podía ser
el tratamiento penitenciario.
-¿Quién manda en la cárcel?
-En teoría la Junta de Régimen y Administración que es el órgano colegiado máximo.
-¿En la práctica?
-Hay
unas presuntas bandas que pretenden imponer su ley. Se producen
reyertas por mantener la hegemonía en el mercado de drogas que existe
en la prisión.
Faltaban años para que Mario Conde formarse parte
de la comunidad penitenciaria en otro punto de España por falsedad en
documento mercantil y por haberse apropiado de seiscientos millones de
pesetas. La cara del banquero soportaba dos afeitados al día. No sé si
seguirá con la costumbre.
El funcionario de Prisiones José Luís
Guzmán nació en Jerez. Me dijo que, leyendo a Rogelio Baón, abogado y
periodista, supo que cuando Franco estuvo en su pueblo, visitó unas
fincas donde se había instalado el riego por aspersión. Era la primera
vez que se hacía en España. Al ver aquello, Franco comentó al ministro
de Agricultura Rafael Cavestany:
-Esto me recuerda cuando de chavales jugábamos a ver quien meaba más lejos.