jueves, 26 de abril de 2012

“En la peineta, en la peineta lleva mi compañera la papeleta”

José Hormigo no sospechaba lo que ocurriría cuando fue con varios camaradas al Ayuntamiento para solicitar una caseta a nombre del PCE en la feria de abril de 1977. Llegaron tranquilos y seguros porque el partido comunista ya había sido legalizado. Presidía el Ayuntamiento el último alcalde de la dictadura franquista, un hombre honrado, ingeniero industrial y miembro del Opus Dei: Fernando Parias Merry.
-No le podemos conceder la caseta, porque ya no tenemos terreno, le dijeron.
-¿Os lo creísteis?
-Al principio, sí. Después, no.
-¿Rechinaban las palabras Opus Dei y PCE?
-No sé. Lo cierto es que hicimos saber al Ayuntamiento que disponíamos de una caseta en el número 23 de la calle Pascual Márquez y que, en vista de que no tenían terreno para una nueva, le solicitábamos un cambio de nombre. Que “La 23” se llamase “Pcera”. Nos lo denegaron.

-¿Qué sevillanas se cantaron aquel año en “La 23”?
-Las más significativas para nosotros eran las que hacían referencia a las elecciones generales legislativas que se celebrarían el 15 de junio de 1977, cuarenta y un años después de las últimas celebradas durante la II República.
-¿Las recuerdas?
-Sólo algunos fragmentos: “En la peineta, en la peineta lleva mi compañera la papeleta” “Por ir a Osuna, no te vayas a Utrera que papeletas buenas no hay más que una. Sigue la pista, sigue la pista. ¡Para candidatura buena, la comunista!” “Tiene riñones, tiene riñones, esta candidatura tiene riñones, la que lleva a los hombres de Comisiones”.
-¿Es conocido el autor de las letras?
-Eran de un camarada que trabajaba en la Aeronáutica: Miguel Nogales.
-¿Cómo se portó la prensa aquel año con vosotros?
-Bien. Me hicieron muchas entrevistas. Recuerdo la de Paco Lobatón en “La Trocha”.
-Cuando todavía no buscaba personas desparecidas en el programa de TVE “Quién sabe dónde”.
-El que me buscó de verdad en Bellavista, donde yo vivía, fue Grimau para que fuera al VI Congreso del PCE que se celebró en Praga. ¿Dónde está Hormigo? preguntó a un camarada. Este le dijo que no lo conocía. Y es que en el partido me llamaban González, que es mi segundo apellido. Pocos años después, en 1963, Grimau fue fusilado. Franco se preocupó personalmente de que no entrara en vigor el Tribunal de Orden Público hasta después de su ejecución, porque si lo hubiera juzgado el TOP hubiera dictado prisión y no pena de muerte.