martes, 10 de abril de 2012

Fotoperiodistas


Hace muchos años iba Ángel Gómez “Gelán” en bicicleta por La Campana y llevaba a su hijo Fernando sentado atrás en el sillín. Al coger un bache, la bicicleta se hundió y el niño, que estaba muy crecidito, se quedó de pie en el suelo. El siguió pedaleando hasta que un guardia municipal le avisó y enseguida recuperó para la historia del periodismo a la criatura. Aquel día, ya de noche, fue a ver un combate de lucha libre que se celebraba en el Prado de San Sebastián, porque peleaba Marcos “El maldito” que era su luchador preferido. Llevó al espectáculo a su hermano de madre, Juan José Serrano Gómez., que entonces era el decano de los periodistas gráficos de Sevilla. Antes de que comenzara el intercambio de obleas, le explicó que Marcos en el ring era una fiera, pero luego, en la vida normal se comportaba como una excelente persona  hasta el punto de que era presidente de Acción Católica. Trabajaba en un banco de Córdoba, donde era muy apreciado.

Los dos hermanos frecuentaban, con otros periodistas, la “Taberna el Cristo”, que estaba en la Alameda de Hércules. Allí solían ir policías que  resultaban muy útiles a los informadores cuando se producía un suceso importante en la ciudad. “Gelán” fotografió a dos hermanas estanqueras recién asesinadas por el “Tarta” y sus dos cómplices. Estaban en el suelo en un charco de sangre. Gelán, que era muy observador, advirtió que una de ellas tenía un pecho postizo. Hablando con él sobre este suceso ocurrido en la calle Menéndez y Pelayo me dijo que se había quedado con las ganas de fotografiar al “Tarta” Tampoco pudo captar con su cámara los zapatos del cantaor Antonio Mairena. Tenían las suelas con unos filos de distintos colores: amarillo, rosa y azul.
“Gelán” durante muchos años fue la sombra de Juan José Serrano, del que aprendió todo lo que sabía del arte de la fotografía de prensa. .Hablaba de él con orgullo: “Mi hermano captó el levantamiento anarquista de la localidad gaditana de Casas Viejas y la represión: entraron en  el pueblo pegando tiros”. Viviendo en Madrid tuvo ocasión de probar los dulces que hacía Juan José, porque antes de dedicarse a la fotografía llegó a ser maestro pastelero.
Uno de los vecinos de Juan José Serrano era José María Requena. Este estuvo a punto de sufrir un infarto por mi culpa. Cuando entró en la Redacción de EL Correo, le dije: “Acaba de llamar tu mujer y me ha dicho que ha muerto”. No me dejó terminar la frase. Se llevó la mano al pecho y se sentó. “¿Qué ha ocurrido?” susurró temeroso. “Que acaba de fallecer Juan José Serrano”.Era el 17 de septiembre de 1975.  Enseguida se comenzó a redactar la necrológica. Los más veteranos apuntaron que, entre otros galardones, le concedieron la Medalla de oro de la Exposición Iberoamericana. Trabajó en ABC desde 1929.
Aquel 17 de septiembre fueron fusilados dos militantes de ETA y tres del FRAP.