miércoles, 11 de abril de 2012

El miedo se está convirtiendo en poderoso instrumento de coartación de libertades

Con el profesor Vázquez Medel, al que leo con frecuencia en facebook. Espero pasar la vista pronto por el ensayo que prepara sobre el gozo de ser.
-¿Qué te gustaría olvidar?
-Nada, porque si olvido las malas experiencias puedo correr el riesgo de repetirlas. Pero no me quiero escapar por la tangente: me gustaría olvidar algunos malos momentos en mi apoyo al mundo editorial en Andalucía y los casi tres años de mi presidencia en el Consejo Audiovisual de Andalucía.
-¿Te pone de mal humor la injusticia social?
-Es verdadera indignación y a veces un dolor profundo por empatía y solidaridad con quienes la padecen. Tal vez en el futuro sea difícil comprender cómo algunos seres humanos anteponen la avaricia y la acumulación incluso a la vida de sus semejantes, si como espero y deseo la especie humana se transforma éticamente,
-¿Recuerdas cuando mentiste, en cosas sin importancia, para proteger a alguien?
-Mi madre me insistía cuando niño en que había que decir la verdad. Casi siempre le he hecho caso, y también he pagado el precio de esta actitud ante la vida.

-¿Ninguna pequeña mentira??
-Cuando niño para proteger a otros compañeros de clase del castigo. De joven, cuando en los años últimos de la dictadura franquista tuve que afrontar algún duro interrogatorio. Más recientemente, para hacer la vida más fácil y llevadera a algunos seres queridos…
-¿Eres terco?
-Soy perseverante, ya que me mantengo firme en los proyectos en los que creo y también, aunque siempre de manera abierta y dialógica, en mis principios.
Manuel Ángel se niega a que el miedo, sobre todo tal y como se utiliza en nuestra sociedad, sea instrumento de control y de desistimiento cuando hay que hacer lo que es preciso. Insiste en que lo que Bauman llama “miedo líquido,  que penetra por todos los resquicios y grietas de la sociedad, se está convirtiendo en uno de los más poderosos instrumentos de coartación de las libertad.
-¿Sabes hacer reír?
-Creo que sí… Me gusta hacer reír, tener buen humor. Francisco Ayala, que tenía un extraordinario sentido del humor, intercambiaba siempre conmigo las últimas anécdotas, bromas y chistes. La alegría auténtica está tan en el centro de mis valores que uno de mis próximos ensayos llevará por título Gaudium essendi, El Gozo de Ser.
-Decía Joyce que había escrito el Ulises para que los críticos estuviesen hablando 300 años de su obra.
-A Joyce le divertían los excesos de los críticos y la crítica, y por eso se burla de ellos, pero creo que escribió el Ulises para expresar, en la vida corriente de un hombre cualquiera durante apenas un día, la gran odisea del ser humano del siglo XX. Que no es otra que intentar vivir con dignidad y buscar sentido a nuestras vidas.
-¿Cómo está la comunidad docente en estos momentos?
-Con grandes dificultades. Vivimos la paradoja de tener las promociones de universitarios mejor preparadas de nuestra historia y sin embargo, no encontrar cauces para la integración de los más jóvenes en la Universidad, a la que ya también está afectando la crisis.
-¿Y las expectativas?
- Se nos habían creado expectativas de mayor calidad y excelencia en los retos universitarios, y ahora se nos responde con recortes que hacen imposible la formación superior en grupos más reducidos, con mayor atención tutorial, más orientados hacia el ejercicio profesional (sin olvidar nunca la formación de base). Es un momento verdaderamente complejo.
-¿Qué lugar ocupa la Universidad en la lista de tus amores?
-La mayor y mejor parte de mi vida. Llevo en ella como profesor 32 años, a los que hay que añadir los 5 de mi formación. Por ello, tras mi familia y mis personas queridas es para mí, sin duda, lo más importante. He tenido la fortuna de hacer de mi vocación mi profesión: compartir los saberes y conocimientos con los demás (dimensión docente) y contribuir crítica y creativamente a su replanteamiento y enriquecimiento (dimensión investigadora).
-¿Qué materias impartes?
-Materias muy hermosas: Crítica literaria, Literatura universal contemporánea, Literatura y comunicación audiovisual, o ahora Crítica cinematográfica, Crítica Cultural, Literatura y Música, el Taller de Poesía en el Máster de Escritura Creativa. Además, he procurado que el trabajo que ejerzo en la Universidad esté siempre al servicio de la sociedad.
-En clase, ¿de que frase abusas más?
-Insisto mucho en que hemos de transformar la información en conocimiento y el conocimiento en saber al servicio de la vida. Y, sobre todo, que hemos de impulsar nuevas formas de pensar, de sentir y de actuar para un mundo nuevo más justo, libre y solidario.
-¿En casa?
-Tal vez  la expresión que más repita es “Gracias”. Tengo la suerte inmensa de tener una compañera y unas hijas excepcionales. Ahora también mi nietecita Martin
-¿Te gustaría morir soñando, dentro de muchos años?
-Me gustaría vivir soñando los años que me queden, muchos o pocos. Es decir: no perder el sentido de la ilusión, de la utopía, la capacidad de sorpresa y de espera. Si los años que la vida me regale son de calidad en todos los sentidos, que la muerte llegue dentro de muchos años. Si no es así, prefiero morir antes y con dignidad, sin degradaciones para mí ni para mi entorno personal.
-Manuel Ángel, ¿qué tercer nombre te añadirías?
-Bueno… Ya los dos que tengo me pesan mucho: sintetizan las raíces de nuestra cultura. Manuel (In-manu-el), de origen hebreo, significa “Dios con nosotros”. Ángel, del griego “ángelos” significa “Mensajero”. En las dos ocasiones en que hemos tenido que elegir nombre para mis hijas optamos por nombres hermosos con significado profundo: Leticia (alegría) e Irene (paz). Puestos a añadir otro nombre, tal vez me quedaría con Jesús, por tratarse del ser humano al que más admiro.