Con
el profesor Vázquez Medel, al que leo con frecuencia en facebook.
Espero pasar la vista pronto por el ensayo que prepara sobre el gozo de
ser.
-¿Qué te gustaría olvidar?
-Nada, porque si olvido las malas experiencias puedo correr el riesgo de repetirlas. Pero no me quiero escapar por la tangente: me gustaría olvidar algunos malos momentos en mi apoyo al mundo editorial en Andalucía y los casi tres años de mi presidencia en el Consejo Audiovisual de Andalucía.
-¿Te pone de mal humor la injusticia social?
-Es verdadera indignación y a veces un dolor profundo por empatía y solidaridad con quienes la padecen. Tal vez en el futuro sea difícil comprender cómo algunos seres humanos anteponen la avaricia y la acumulación incluso a la vida de sus semejantes, si como espero y deseo la especie humana se transforma éticamente,
-¿Recuerdas cuando mentiste, en cosas sin importancia, para proteger a alguien?
-Mi madre me insistía cuando niño en que había que decir la verdad. Casi siempre le he hecho caso, y también he pagado el precio de esta actitud ante la vida.
-¿Qué te gustaría olvidar?
-Nada, porque si olvido las malas experiencias puedo correr el riesgo de repetirlas. Pero no me quiero escapar por la tangente: me gustaría olvidar algunos malos momentos en mi apoyo al mundo editorial en Andalucía y los casi tres años de mi presidencia en el Consejo Audiovisual de Andalucía.
-¿Te pone de mal humor la injusticia social?
-Es verdadera indignación y a veces un dolor profundo por empatía y solidaridad con quienes la padecen. Tal vez en el futuro sea difícil comprender cómo algunos seres humanos anteponen la avaricia y la acumulación incluso a la vida de sus semejantes, si como espero y deseo la especie humana se transforma éticamente,
-¿Recuerdas cuando mentiste, en cosas sin importancia, para proteger a alguien?
-Mi madre me insistía cuando niño en que había que decir la verdad. Casi siempre le he hecho caso, y también he pagado el precio de esta actitud ante la vida.
-¿Ninguna pequeña mentira??
-Cuando niño para
proteger a otros compañeros de clase del castigo. De joven, cuando en
los años últimos de la dictadura franquista tuve que afrontar algún
duro interrogatorio. Más recientemente, para hacer la vida más fácil y
llevadera a algunos seres queridos…
-¿Eres terco?
-Soy
perseverante, ya que me mantengo firme en los proyectos en los que creo
y también, aunque siempre de manera abierta y dialógica, en mis
principios.
Manuel Ángel se niega a que el miedo, sobre todo tal y
como se utiliza en nuestra sociedad, sea instrumento de control y de
desistimiento cuando hay que hacer lo que es preciso. Insiste en que lo
que Bauman llama “miedo líquido, que penetra por todos los resquicios
y grietas de la sociedad, se está convirtiendo en uno de los más
poderosos instrumentos de coartación de las libertad.
-¿Sabes hacer reír?
-Creo
que sí… Me gusta hacer reír, tener buen humor. Francisco Ayala, que
tenía un extraordinario sentido del humor, intercambiaba siempre
conmigo las últimas anécdotas, bromas y chistes. La alegría auténtica
está tan en el centro de mis valores que uno de mis próximos ensayos
llevará por título Gaudium essendi, El Gozo de Ser.
-Decía Joyce que había escrito el Ulises para que los críticos estuviesen hablando 300 años de su obra.
-A
Joyce le divertían los excesos de los críticos y la crítica, y por eso
se burla de ellos, pero creo que escribió el Ulises para expresar, en
la vida corriente de un hombre cualquiera durante apenas un día, la
gran odisea del ser humano del siglo XX. Que no es otra que intentar
vivir con dignidad y buscar sentido a nuestras vidas.
-¿Cómo está la comunidad docente en estos momentos?
-Con
grandes dificultades. Vivimos la paradoja de tener las promociones de
universitarios mejor preparadas de nuestra historia y sin embargo, no
encontrar cauces para la integración de los más jóvenes en la
Universidad, a la que ya también está afectando la crisis.
-¿Y las expectativas?
-
Se nos habían creado expectativas de mayor calidad y excelencia en los
retos universitarios, y ahora se nos responde con recortes que hacen
imposible la formación superior en grupos más reducidos, con mayor
atención tutorial, más orientados hacia el ejercicio profesional (sin
olvidar nunca la formación de base). Es un momento verdaderamente
complejo.
-¿Qué lugar ocupa la Universidad en la lista de tus amores?
-La
mayor y mejor parte de mi vida. Llevo en ella como profesor 32 años, a
los que hay que añadir los 5 de mi formación. Por ello, tras mi familia
y mis personas queridas es para mí, sin duda, lo más importante. He
tenido la fortuna de hacer de mi vocación mi profesión: compartir los
saberes y conocimientos con los demás (dimensión docente) y contribuir
crítica y creativamente a su replanteamiento y enriquecimiento
(dimensión investigadora).
-¿Qué materias impartes?
-Materias muy
hermosas: Crítica literaria, Literatura universal contemporánea,
Literatura y comunicación audiovisual, o ahora Crítica cinematográfica,
Crítica Cultural, Literatura y Música, el Taller de Poesía en el Máster
de Escritura Creativa. Además, he procurado que el trabajo que ejerzo
en la Universidad esté siempre al servicio de la sociedad.
-En clase, ¿de que frase abusas más?
-Insisto
mucho en que hemos de transformar la información en conocimiento y el
conocimiento en saber al servicio de la vida. Y, sobre todo, que hemos
de impulsar nuevas formas de pensar, de sentir y de actuar para un
mundo nuevo más justo, libre y solidario.
-¿En casa?
-Tal vez la
expresión que más repita es “Gracias”. Tengo la suerte inmensa de tener
una compañera y unas hijas excepcionales. Ahora también mi nietecita
Martin
-¿Te gustaría morir soñando, dentro de muchos años?
-Me
gustaría vivir soñando los años que me queden, muchos o pocos. Es
decir: no perder el sentido de la ilusión, de la utopía, la capacidad
de sorpresa y de espera. Si los años que la vida me regale son de
calidad en todos los sentidos, que la muerte llegue dentro de muchos
años. Si no es así, prefiero morir antes y con dignidad, sin
degradaciones para mí ni para mi entorno personal.
-Manuel Ángel, ¿qué tercer nombre te añadirías?
-Bueno…
Ya los dos que tengo me pesan mucho: sintetizan las raíces de nuestra
cultura. Manuel (In-manu-el), de origen hebreo, significa “Dios con
nosotros”. Ángel, del griego “ángelos” significa “Mensajero”. En las
dos ocasiones en que hemos tenido que elegir nombre para mis hijas
optamos por nombres hermosos con significado profundo: Leticia
(alegría) e Irene (paz). Puestos a añadir otro nombre, tal vez me
quedaría con Jesús, por tratarse del ser humano al que más admiro.