lunes, 26 de marzo de 2012

Una liberación

Respetado político: Aconsejan  a los que fracasan, sobre todo en política , que “hay que amar la vida como es, sabiendo que es corta, vulnerable  y llena de dolor;  que no hay tiempo que perder que es  urgente amar  y decir que amas”. Si no cumples esto, la herida se hace más grave y tardará tiempo en curar. No pienses en que has sucumbido ante Diego Calderas (IU)  y  José Antonio Griñán. Piensa, para aliviarte,  que Griñán,  como Fernando Alonso, no se esperaba el triunfo, porque el político arrancaba desde los últimos puestos, junto a los eres.
Te vendrá bien olvidar que la coalición es el arte de llevar  el zapato derecho en el pie izquierdo sin que salgan callos, como asegura Guy Mollet, que no es podólogo precisamente.
Borra de tu memoria la noche que en el balcón de tu sede  política casi  se te nublaron los ojos ante tus tristes seguidores que te miraban desde la calle. Te vino bien porque así no pudiste ver  lo que tanto habías amado: un palacio en el que pensabas encontrar el tesoro de las facturas falsas en algunos de sus pasadizos secretos. Fue la misma noche en que .sentiste  la frialdad de las manos inflexibles de dos avalistas venidos de Madrid, que alzaron las tuyas  porque temían lo peor para tu estabilidad física y emocional: el ministro de Hacienda,  Cristóbal Montoro, de Jaén, y la ministra de Empleo, Fátima Bañez, de San Juan del Puerto y de fácil sonrisa.
No debo callar que durante tu campaña electoral demostraste poseer una fantasía muy prosaica.  Los eres te producían erección política. Esta intimidad la conocería el  presidente de tu partido que tanto  te sobreprotege; a nosotros no nos pasó desapercibida  por el lenguaje reiterativo de tus discursos públicos.
¿Qué vas a hacer ahora con tu vida?
En pleno éxito, Shakespeare cambió el teatro por los negocios; Rossini abandonó la ópera por la repostería  y Rimbaud  renunció a la poesía para terminar dedicándose al tráfico de armas. Según Monterroso para los tres significó una liberación.