lunes, 12 de marzo de 2012

Descubrió las deficiencias de hierro en el limonero


Mientras paseaba el profesor  Octavio Carpena por los claustros de la Universidad Autónoma con el decano de la Facultad de Química se acercó un joven. Se fijaron en su barba y en su aspecto desaseado. “Oye,  tío. Tu te has equivocado conmigo”, dijo y se marchó. Se había dirigido al profesor Carpena. El decano  recriminó amistosamente a su compañero: “¿Por qué aguantas eso?”. “Perdona, decano, voy a buscar a ese chico. Creo que es alumno mío y le he suspendido”. 
-¿Hay profesiones que llevan incluida la generosidad?
-Sin desmerecer ninguna otra, estas tres: las de sacerdote, médico y profesor.
-¿El orden es intencionado?
-Desde luego. Yo tengo un hijo sacerdote. 
-¿Son carreras de salvación?
-Sí, porque salvar una vida es impresionante, si salvas un alma, todavía mejor. Y si transmites a alguien un incentivo para que la vida sea mejor, no digamos. 
Don Octavio ha sido secretario general del Consejo General de Investigaciones Científicas y catedrático de Química Agrícola de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha dirigido ochenta tesis doctorales. 
-¿Su aportación científica de más interés?
-He clarificado y resuelto un problema bastante grave en el cultivo de los agrios, muy generalizado en el sudeste español. Logré descubrir las deficiencias de hierro en el limonero.
-¿Tiene que ver su descubrimiento con la tristeza de los agrios?
-No. Esa enfermedad es de otro tipo, se llama virosis. Lo mío es clorosis férrica de los limoneros: se amarilleaban las hojas, se caían, se secaban los árboles y morían.  Ya tenemos remedios que curan esa enfermedad radicalmente.
-¿Qué fue del chico? 
-Cuando le encontró le llevé a mi departamento. Busqué su examen. Advertí que no le había calificado una de las preguntas. La leí  y como estaba bien, le di medio punto que es lo que le faltaba para aprobar. 
-¿Cómo reaccionó él?
-Dijo: “Gracias, don  Octavio”. 
-¿Midió usted la distancia entre el vocablo tío y su nombre?
-No, porque la generosidad no tiene medida. El alumno me hizo pensar en lo generosa que es la juventud: da lo que tiene y con facilidad. A la gente mayor nos cuesta sangre dar. 
-Y todo por medio punto. 
-Medio punto puede influir mucho en la vida de las personas. El chico hizo la carrera muy brilantemente.