Mientras
paseaba el profesor Octavio Carpena por los claustros de la
Universidad Autónoma con el decano de la Facultad de Química se acercó
un joven. Se fijaron en su barba y en su aspecto desaseado. “Oye, tío.
Tu te has equivocado conmigo”, dijo y se marchó. Se había dirigido al
profesor Carpena. El decano recriminó amistosamente a su compañero:
“¿Por qué aguantas eso?”. “Perdona, decano, voy a buscar a ese chico.
Creo que es alumno mío y le he suspendido”.
-¿Hay profesiones que llevan incluida la generosidad?
-Sin desmerecer ninguna otra, estas tres: las de sacerdote, médico y profesor.
-¿El orden es intencionado?
-¿Son carreras de salvación?
-Sí,
porque salvar una vida es impresionante, si salvas un alma, todavía
mejor. Y si transmites a alguien un incentivo para que la vida sea
mejor, no digamos.
Don Octavio ha sido secretario general del
Consejo General de Investigaciones Científicas y catedrático de Química
Agrícola de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha dirigido ochenta
tesis doctorales.
-¿Su aportación científica de más interés?
-He
clarificado y resuelto un problema bastante grave en el cultivo de los
agrios, muy generalizado en el sudeste español. Logré descubrir las
deficiencias de hierro en el limonero.
-¿Tiene que ver su descubrimiento con la tristeza de los agrios?
-No.
Esa enfermedad es de otro tipo, se llama virosis. Lo mío es clorosis
férrica de los limoneros: se amarilleaban las hojas, se caían, se
secaban los árboles y morían. Ya tenemos remedios que curan esa
enfermedad radicalmente.
-¿Qué fue del chico?
-Cuando le
encontró le llevé a mi departamento. Busqué su examen. Advertí que no
le había calificado una de las preguntas. La leí y como estaba bien,
le di medio punto que es lo que le faltaba para aprobar.
-¿Cómo reaccionó él?
-Dijo: “Gracias, don Octavio”.
-¿Midió usted la distancia entre el vocablo tío y su nombre?
-No,
porque la generosidad no tiene medida. El alumno me hizo pensar en lo
generosa que es la juventud: da lo que tiene y con facilidad. A la
gente mayor nos cuesta sangre dar.
-Y todo por medio punto.
-Medio punto puede influir mucho en la vida de las personas. El chico hizo la carrera muy brilantemente.