Jaime Avilés, sobre acuarela de Capileira, obra de María Jesús González |
Su madre rompió aguas cuando iba de paquete en
una moto. Poco después, en Dos Hermanas, tuvo lugar el nacimiento de
un niño, predestinado a ser muy alto. Le impusieron el nombre de
Jaime. Se apellida Avilés Campos. Su padre, entre otros quehaceres,
también se dedicaba a llevar toros desde las Marismas del
Guadalquivir hasta la Venta de Antequera donde se hacía el sorteo,
antes de que se lidiasen en la Real Maestranza.
Jaime tiene cuarenta y tantos años. Aquella mañana había subido, como todos los días, a la montaña durante una hora. La baja en treinta minutos. Es pintor. Vive a los pies del Veleta, en Capileira, un pueblo de la Alpujarra a 1.426 metros de altitud. Le conocí en la galería de arte Paco Bravo. Allí me invitó a un té japonés y le escuché decir con tristeza: “Paco empezó a enfermar en Nepal. Tiene cáncer.” Después comentó que había mucha similitud entre las aldeas nepalíes y la Alpujarra. Son mágicas y con vistas increíbles. El llegó a Capilleira en 1994, con su hija de tres años que padecía alergia, porque un médico de Sevilla recomendó a la familia esta saludable zona para la pequeña.
Jaime tiene cuarenta y tantos años. Aquella mañana había subido, como todos los días, a la montaña durante una hora. La baja en treinta minutos. Es pintor. Vive a los pies del Veleta, en Capileira, un pueblo de la Alpujarra a 1.426 metros de altitud. Le conocí en la galería de arte Paco Bravo. Allí me invitó a un té japonés y le escuché decir con tristeza: “Paco empezó a enfermar en Nepal. Tiene cáncer.” Después comentó que había mucha similitud entre las aldeas nepalíes y la Alpujarra. Son mágicas y con vistas increíbles. El llegó a Capilleira en 1994, con su hija de tres años que padecía alergia, porque un médico de Sevilla recomendó a la familia esta saludable zona para la pequeña.
Cuando
viajó a la tierra de los mil lagos para pintar, descubrió que
Finlandia es un paraíso verde y el único lugar del mundo donde se
puede encontrar el verde más agresivo. Allí nació y vivió el pintor
que más admira: Pekk Halonen.Aunque murió en 1933, permanece viva su
manera de entender la evolución del color durante el día y su entrega a
la naturaleza. En ocasiones llegó a pintar en la nieve a cincuenta
grados bajo cero.
Me dice Jaime que si él lanzara al mar una
botella con un mensaje dentro, desearía que el que la encuentre
lograse una vida tan plena como la suya, porque todo ser humano se
merece esa oportunidad.
-¿Qué refleja tu obra?
-Lo que está
estrechamente relacionado con lo que vivo, por eso pinto tanto la
Naturaleza. Extraigo de ella toda la energía que preciso para
continuar viviendo y todo el paraíso que necesito para continuar
soñando.
-¿Has pintado a tu madre?
-Sí. Subiendo las montañas;
las montañas nevadas de sus sueños. Pisar las altas nieves es como
andar por encima de las nubes, más cerca del cielo.
-¿Cómo son las noches en Capileira?
-Dulces cuando no existen temores en el corazón.